IA y política
INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y POLÍTICA
Fíjense
en la imagen. Algo muy habitual en vísperas de
elecciones. No importa el político en cuestión que esté situado tras el atril y los micrófonos. Da
igual también el partido al que se represente. En este caso el PP pero, ya digo, nos daría exactamente lo
mismo si fuera el PSOE, VOX, Podemos, Sumar o
restar. Insisto, igual. Aunque a
veces dudo y no sé sí son los políticos quienes representan a los partidos o
son los partidos meros artificios para representarse ellos y sus muy hinchados egos. El
caso es que, a pesar de todo, me producen cierta compasión los políticos en
campaña electoral. Qué vida tan arrastrada deben llevar por culpa de unas papeletas y unos recuentos de votos. Pobros, pobras y pobres; de aquí para allá, escupiendo mítines
como las ametralladoras escupen balas en la guerra; besando y estrechando sin miedo las manos a
cientos y cientos de desconocidos, con el riesgo microbiológico que ello
conlleva y el impostar sonrisas y más sonrisas
acompañando los ojos con un gesto de
suma atención a lo que le están diciendo (reclamándoles) los conciudadanos.
Debe resultar, digo, además de peligroso, agotador. Menos mal, para ellos y para todos, que esto de
las elecciones es un tormento que se repite tan solo cada
cuatro años (aunque multiplicado por tres, ya saben, municipales, autonómicas y nacionales). Aunque quizás no sufran tanto porque viendo los ojos encendidos de los políticos tras los
micrófonos se percibe cierta satisfacción. Les gusta –y les pone– eso del escucharse, rodeado de gente que le
oye (como el que oye llover claro, salvo los acérrimos). El otro día, sin ir más
lejos, este señor de la imagen y futuro
candidato a presidente del país dando un
mitin en Extremadura dijo estar muy contento de estar en Andalucía y para sorpresa de él, el público le corrigió.
Ergo escuchaban. Impresionante. Escuchar a un político en campaña aunque sean
los de sus propias filas es casi un milagro. Le hicieron saber que no estaba en la vecina
Andalucía sino en Extremadura y el político en cuestión rectificó con mucha rapidez
y no sin gracejo. Se excusaba viniendo a decir que había sido un trampantojo auditivo
para comprobar el si estaban atentos.
Maravilloso.
Yo me pregunto si la tan inquietante IA (Inteligencia Artificial) no puede acudir al
rescate de estos, nuestros políticos,
agotados, atribulados y viajados en campaña electoral y, de paso, de sus sufridos contribuyentes, es decir, nosotros. No digo ya que sea la
IA quienes les preparen los discursos, las argumentaciones, refutaciones y
contra argumentaciones, sino que
directamente robots con caras nobles y suaves sean quienes hablen directamente
por ellos. Se imaginan. Robot 5.3 JP del PP frente al 6.5 KL del PSOE. Sería un gran alivio no escuchar sandeces ni
ocurrencias porque imagino que la IA se autobloquearía de tener que decir
tonterías y además mis queridos políticos
dejarían de llevar una vida tan cansada en campaña. Esos robots en función del auditorio podrían modular su
voz; subir el volumen y bajarlo, acortar o alargar los discursos, endurecerlos o
suavizarlos, incluso proferir algún insulto metálico y, llegado el meollo del asunto, tan super inteligentes que son en función del previsible nulo impacto entre el público votante de su intervención
mediática directamente suprimir y así ahorrarnos (para regocijo y descanso nuestro) los discursos, mítines y demás...
Maravilloso.
Comentarios
Publicar un comentario
Tu comentario es muy útil porque tus reflexiones enriquecerán las mías y eso constituye la esencia de este blog y la de la comunicación en general. Muchas gracias.