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Mostrando entradas de marzo, 2022

EL HOMBRE QUE CONFUNDIÓ A SU MUJER CON UN SOMBRERO

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  EL HOMBRE QUE CONFUNDIÓ A SU MUJER CON UN SOMBRERO Oliver Saks (1933-2015). Nacido en Londres y fallecido en Nueva York. De origen judío. Ateo. Sufrió  en su infancia la segunda guerra mundial y marchó a Canadá primero y a EEUU después.     Médico y profesor de Neurología clínica, a través de sus muchas obras, especialmente esta que hoy reseñamos y   en     artículos en revistas como The New Yorker   y otros libros   con relatos sobre historiales clínicos de sus pacientes, dibujaba   la complejidad de la mente humana y las enfermedades neurológicas. En este libro  el autor recorre los secretos y recovecos de la mente a través de veinte historias. Veinte casos clínicos que el trató y en el que conoció a pacientes que, a través de sus dolencias, le abrían una fantástica puerta para comprender y estudiar al cerebro (Su último libro “Alucinaciones” lo escribió en 2012).       El hombre que confundió a su mujer con un sombrero  fue escrito en 1985 y tiene  una reciente publicación en la

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  PARA EL CONCURSO DE RELATOS DE ZENDA  #VocesdeUcrania El abuelito Olek vive   con nosotros desde que se quedó solo. Mamá   dijo que dormiría   en mi habitación y aunque nunca daba las buenas noches cuando mamá nos apagaba la luz de la mesita, ni   los buenos días cuando me iba al colegio,   me gusta estar con el abuelito Olek. En la cama de al lado el abuelito parecía otro muñequito   de peluche más de mi cuarto, solo que sin pilas y   con los ojos más pequeños y hundidos. Algunas veces, cuando mamá se empeña   en que nos comamos todo el puré, el abuelito   da golpes muy fuertes contra la mesa y grita.   Mamá con   voz   suave le acaricia hasta que le calma. Le limpia   después, las manos y los puños de la camisa, y le besa con   ternura en la frente.    Esas tretas del abuelito Olek a mí no me sirven de nada; cuando yo golpeo   la mesa y pataleo, mamá me fulmina con la mirada y me tengo que tomar hasta la última cucharada del plato. Otras veces, el abuelito   llora sin venir a cuent