UN RELATO DE CIENCIA FICCIÓN "FIRST BYTES" #Historiasdelfuturo. PARA ZENDA
│FIRST
BYTES│
El ser
humano había adquirido cotas de desarrollo tecnológico inauditas. A cada año
transcurrido todo quedaba obsoleto y superado por
lo nuevo. La terrible paradoja de esos enormes avances técnicos era que el ser humano había ido
sufriendo, en paralelo, una involución en sus aspectos emocionales. El ser
humano era, podría decirse, menos ser y
menos humano. Que el único obstáculo para satisfacer los golpes del deseo fuera
el pulsar en un teclado (a veces ni siquiera eso, pues bastaba dar instrucciones con el pensamiento), había vuelto a la gente intransigente y mucho más inmadura.
La
contrapartida del avance tecnológico tenía un precio devastador: la soledad. La
soledad era algo que se alimentaba de
los cuerpos de los humanos en sus noches y en sus días. La gente vivía sola,
casi taciturna. Incapaces, cada vez más,
de relacionarse de una manera estable y armoniosa. Ni que decir ya de establecer
familias. Todo el mundo andaba demasiado ocupado en sus asuntos, sin tiempo ni
ganas para preocuparse de otras cosas que no fueran ellos mismos. Por supuesto, la continuidad de la especie
humana estaba asegurada con la reproducción y la maternidad artificial mediante úteros
artificiales y (para aquellos bolsillos más pudientes) por la gestación
robótica subrogada. Máquinas que criaban en su seno de metal y plástico a los
futuros bebés.
—Toda esa
incapacidad para amar del ser humano se conoce de sobra -dijo con aire
condescendiente el principal ejecutivo de la compañía de creación de contenidos
multimedia.
—Lo que
le presento tendrá éxito garantizado.
Quién hablaba era un joven
experto en Neuromarketing e Inteligencia artificial que intentaba convencer al ejecutivo para le compraran la
idea de su original programa de entretenimiento televisivo.
—Los
humanos hacen tiempo que dejaron de emparejarse para algo más allá de lo que suponga satisfacer sus placeres sexuales –relataba el
joven-, pero hay algo en el fondo que les gusta. Tienen un cierto halo romántico. No pueden
evitarlo. Quizás una reminiscencia que perviva en sus genes de la época de las
cavernas. Le gusta ver historias de amor, aunque no crean en ellas. Mucho más si
son protagonistas. Mi idea es un
programa de citas entre humanos y robots. Presentar en pantalla a humanoides de
diferentes marcas y modelos con hombres y mujeres. Ponerlos frente a frente y
dejarles conversar para que decidan las máquinas si vivirán el resto de la vida de sus baterías de litio junto
a la de los latidos cardíacos de sus
parejas humanas.
—¿Y cómo
se llamará ese programa? –preguntó el ejecutivo.
—First
bytes –dijo ufano, sin titubear y con una voz clara que retumbó en toda la
sala.
—Si salieran emparejados humanos y máquinas ¿deberá entenderse que es un éxito el programa?-preguntó
pensativo el ejecutivo apretando la mandíbula.
—Si no es
así. Será un fracaso —respondió el joven bajando la
cabeza.
>>—Bienvenidos
al estreno del programa “First Bytes”.
Hoy tenemos aquí a Rubén. Viene de Fuenlabrada, Madrid. Tiene 38 años y es
nuestro primer concursante humano.
—Qué tal
le ha parecido, de momento, la cita con la pareja que le hemos traído.
—No tengo
palabras –dijo Rubén con un gesto de auténtica sorpresa-.Parece
que Susan aún siendo de polímeros sintéticos y silicio es mi alma gemela.
—Muy
bien, fabuloso-respondió el presentador.
—¿Y
usted? Qué tiene que decir. Siente también usted algo parecido hacia Rubén-le
dijo el presentador a Susan. La otra invitada al programa.
La mujer, un modelo robótico de
última generación, ante la pregunta con
voz pausada y una sonrisa dulce respondió:
—Solo
puedo decir, por ahora, que mi impresión es exactamente la misma que la de Rubén.
—Todo
esto es magnífico -dijo el presentador mientras daba pequeños saltos acompañando a los dos concursantes al
restaurante.
Tras la cena, unas pastillas con todos los contenidos
nutricionales, perfectamente equilibrados, servidas en unos dedales de material
autodegradable, el presentador volvió a hacer acto de presencia.
—Estamos
en directo, ante decenas de miles de espectadores, qué digo, centenares de
miles. Es hoy el primer capítulo del programa y hemos decidido emitir en
directo “at live”, porque la expectación y la audiencia son máximas.
-Qué dice usted, Rubén, le daría
una oportunidad formal a Susan para conocerla y quién sabe si
establecer una relación de futuro.
—Absolutamente
sí. Sin dudarlo-respondió Rubén con una felicidad algo bobalicona dibujada en su cara.
El presentador mostró una
sonrisa de lado a lado y se dirigió a Susan.
—Ha dicho
usted antes que Rubén le había causado muy buena impresión. Sigue pensando
igual.
La mujer sacó durante unos
momentos la lengua para humedecer sus labios. En realidad, no tenía necesidad
de hacer ese gesto para poder hablar de cualquier tema por difícil que fuera. En Susan, y otras muchas máquinas como ella, el miedo no era una emoción que le dejara
la boca seca.
Tras una pausa que se hizo casi
eterna, como los millones de años transcurridos desde que el primer homínido
caminara sobre la tierra respondió:
—A los
humanos no hay quien los entienda y mucho menos quienes los aguante. Sólo las
máquinas y ya ve, a veces, ni eso- dijo levantándose educadamente de la mesa y
diciendo adiós fría y maquinalmente a Rubén, al presentador, a los espectadores
y a toda su casta entera.
FIN
Para Zenda y su Concurso de relatos de Ciencia Ficción.
#Historiasldelfuturo
Muchísimas gracias por tu lectura y tus comentarios. Procedo ahora mismo a darle compañía a esa interrogación. Lo del éxito del emparejamiento tendría su punto, pero ya ves que las máquinas y sus algoritmos son muy listos. Igual hasta nos dan un día de estos la receta para las tardes de domingo. Un cordial saludo.
ResponderEliminarUna idea original no muy lejos del presente que vivimos, y con su punto de humor que me ha sacado una sonrisa. Enhorabuena y suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu generoso comentario. No tardará ese día ni ese programa. Al tiempo.
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