EL TÚNEL
EL TÚNEL
Hoy
les comento en el blog la penúltima novela leída. La compré en febrero de este
año en la librería Libros prohibidos (junto, lo reconozco, es mi debilidad, a
otros dos o tres libros más). En este caso que nos ocupa se trata de “El Túnel” del escritor argentino Ernesto Sábato. Esta novela corta
se escribió allá por 1948 y el tema central de la novela son los celos
obsesivos que derivan en la locura. Unos celos que hacen al protagonista en asesinar a la persona amada. No estoy haciendo
ninguna revelación precipitada y de antemano de la novela. Desde la primera
página el protagonista se encarga de decir que está internado en un
psiquiátrico y que ha cometido un crimen:
“Bastará
decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne Hunter;
supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan
mayores explicaciones sobre mi persona”.
Y que se lo que pretende es contar la historia
que le ha llevado a ello: los celos desmedidos y el afán de justificarlos
buscando coherencia y lógica en las argumentaciones para demostrar lo que él ya
tenía más que pensado que su amada tenía relaciones sexuales con otras personas.
El
estilo literario en esta novela recuerda al de Albert Camus y su novela “El extranjero” también reseñada en este blog y estilo existencialista/nihilista
del ser humano. Aunque el existencialismo y el nihilismo son corrientes de
pensamiento diferentes en mi opinión, entroncan en un punto común que puede ser
el punto final para el nihilismo y el
punto de partida para el existencialismo: la necesidad de libertad y de actuar
conforme a un criterio de libertad bien entendido como base y principio para la
actuación del ser humano y para todo lo
demás.
También, y esta es la visión más extendida, la
novela tiene un marcado carácter psicológico. El protagonista probablemente
esté loco perdido y sea un esquizofrénico. Bajo este prisma esta novela
recuerda mucho a las del escritor Dostoyevski como por ejemplo en su novela “Crimen y castigo” (también reseñada en este blog) en donde la novela ahonda en las
tribulaciones extenuantes del protagonista.
Como
obsesión que posee y mueve al protagonista, Juan Pablo Castel, la cita con la
que comienza la obra: <<…en todo
caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío.>>
Este
túnel como metáfora probablemente de la soledad.
Página
69
“Realmente,
en este caso hay más de una razón. Diré antes que nada, que detesto los grupos,
las sectas, las cofradías, los gremios y, en general, esos conjuntos de bichos
que se reúnen por razones de profesión, de gusto o de manía semejante. Esos
conglomerados tienen una cantidad de atributos grotescos: la repetición del
tipo, la jerga, la vanidad de creerse superiores al resto.”
El
protagonista queda prendado de una mujer porque sólo ella en una exposición de
las obras pictóricas de él, ha sido capaz de fijarse en un detalle que para
todo el mundo pasaba desapercibido, el hecho de una ventanita minúscula en una
de las esquinas de un cuadro en el que se ve a una mujer desconsolada o con
soledad o con miedo paseando por la playa. Precisamente el que esta mujer
observara atentamente una cosa en principio trivial y fundamental para el
pintor es lo que hace a este buscarla desesperadamente.
Existencialismo y absurdo de la
vida
Página
88
“Recuerdo
que días antes de pintarla había leído que en un campo de concentración alguien
pidió de comer y lo obligaron a comerse una rata viva. A veces creo que nada
tiene sentido. En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones
de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos,
sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos y mueren y otros están naciendo
para volver a empezar la comedia inútil.
¿Sería
eso, verdaderamente? Me quedé reflexionando en esa idea de la falta de sentido.
¿Toda nuestra vida sería una serie de gritos anónimos en un desierto de astros
indiferentes?
Ella
seguía en silencio.
⸺Esa escena de la plana me da miedo”.
Más de la absurdez de la vida,
el existencialismo y el nihilismo:
Página
120
“descendí
por los muelles. Me senté por ahí y lloré. El agua sucia, abajo, me tentaba
constantemente: ¿para qué sufrir? El suicidio seduce por facilidad de
aniquilación: en un segundo, todo este absurdo universo se derrumba como un
gigantesco simulacro, como si la solidez de sus rascacielos, de sus acorazados,
tanques y prisiones de una pesadilla.
La vida aparece a la luz de este razonamiento
como una larga pesadilla, de la que, sin embargo, uno puede liberarse con la
muerte, que sería, así, una especie de despertar. ¿Pero despertar a qué? Esa
irresolución de arrojarse a la nada absoluta y eterna me ha detenido en todos
los proyectos de suicidio. A pesar de todo, el hombre tiene tanto apego a lo
que existe, que prefiere finalmente soportar su imperfección y el dolor que
causa su fealdad, antes de aniquilar la fantasmagoría con un acto de propia
voluntad. Y suele resultar también que cuando hemos llegado a ese borde de la
desesperación que precede al suicidio, por haber agotado el inventario de todo
lo que es malo y haber llegado al punto en que el mal es insuperable, cualquier
elemento bueno, por pequeño que sea, adquiere un desproporcionado valor,
termina por hacerse decisivo y nos aferramos a él como nos agarraríamos
desesperadamente de cualquier hierba ante el peligro de rodar en un abismo”.
Una novela corta de 163 páginas en la que el
título hace referencia a la estrechez mental y cerrada en la que se introduce
el protagonista intentado justificarse con sólidos razonamientos y deducciones
que no son más que pasos y más pasos hacia un túnel sin salida buena posible.
Ernesto Sábato fue Físico pero se dedicó a la literatura.
Nació en Argentina, hijo de inmigrantes italianos en 1911 y murió en 2011
también en Argentina.
Ficha
técnica
Título: El túnel
Páginas 166
Género: Narrativa ficción.
Editorial: Cátedra (Letras hispanas)
Edición de Ángel Leiva
Cuadragésimoctava edición 2023
Primera edición en 1977
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