AFORISMOS CAPITALES: LA SOBERBIA
AFORISMOS CAPITALES
Sentencias cortas con pretensión de alcances largos.
LA SOBERBIA
Durante los primeros años del hospital de ciegos todos los internos detentaban los mismos derechos y las cuestiones se resolvían por mayoría simple, sacándolas a votación. Con el sentido del tacto sabían distinguir las monedas de cobre y las de plata, y nunca se dio el caso de que ninguno de ellos confundiese el vino de Mosela con el de Borgoña. Tenían el olfato mucho más sensible que el de sus vecinos videntes. Acerca de los cuatro sentidos consiguieron establecer brillantes razonamientos, es decir que sabían de ellos cuanto hay que saber, y de esa manera vivían tranquilos y felices en la medida en que tal cosa sea posible para unos ciegos.
Por desgracia sucedió entonces que uno de sus maestros manifestó la pretensión de saber algo concreto acerca del sentido de la vista, pronunció discursos, agitó cuanto pudo, ganó seguidores y por último consiguió hacerse nombrar principal del gremio de los ciegos. Sentaba cátedra sobre el mundo de los colores, y desde entonces todo empezó a salir mal.
Este primer dictador de los ciegos empezó por crear un círculo restringido de consejeros, mediante lo cual se adueñó de todas las limosnas. A partir de entonces nadie pudo oponérsele, y sentenció que la indumentaria de todos los ciegos era blanca. Ellos lo creyeron y hablaban mucho de sus hermosas ropas blancas, aunque ninguno de ellos las llevaba de tal color. De modo que el mundo se burlaba de ellos, por lo que se quejaron al dictador. Éste los recibió de muy mal talante, los trató de rebeldes que adoptaban las necias opiniones de las gentes que tenían vista. Eran rebeldes porque, caso inaudito, se atrevían a dudar de la infalibilidad de su jefe. Esta cuestión suscitó la aparición de dos partidos.
Para sosegar los ánimos, el sumo príncipe de los ciegos lanzó un nuevo edicto, que declaraba que la vestimenta de los ciegos era roja. Pero esto tampoco resultó cierto; ningún ciego llevaba prendas de color rojo. Las mofas arreciaron y la comunidad de los ciegos estaba cada vez más quejosa. El jefe montó en cólera, y los demás también. La batalla duró largo tiempo y no hubo paz hasta que los ciegos tomaron la decisión de suspender provisionalmente todo juicio acerca de los colores.
Un sordo que leyó este cuento admitió que el error de los ciegos había consistido en atreverse a opinar sobre colores. Por su parte, sin embargo, siguió firmemente convencido de que los sordos eran las únicas personas autorizadas a opinar en materia de música.
La Fábula de los Ciegos (inspirada en Voltaire) Hermann Hesse 1929
§ Es tan creída la soberbia que se considera el primero de los pecados capitales.
§ La compañía del soberbio es la soledad.
§ Si sigues al soberbio ya sabes quién está equivocado.
§ Entre la soberbia y la humildad hay punto medio que eres tú.
§ Es malo creerse mejor que los demás porque sólo se crece considerando que hay personas por encima.
§ Los soberbios generan un rechazo tan sólo superado por el que nosotros les provocamos a ellos.
§ Por muy soberbio que sea uno siempre habrá quien te gane.
§ Mucha gente se creer mejor que el resto pero esto es imposible por la sencilla razón de que, entonces, no habría nadie por debajo.
§ Puesto que los extremos se tocan el soberbio está muy cerca del tonto.
§ Un poco de orgullo es bueno, pero mejor siempre un poco más de humildad.
§ Una cosa es no mostrar humildad y otra sentirse orgulloso de uno mismo, el primer caso es soberbia y el segundo, a veces, pura cuestión de supervivencia.
§ La soberbia es como la cola del pavo real con sus plumas de colores abiertas que solo sirven para aparentar, pero para nada más, ni siquiera para volar.
§ La soledad del soberbio le hace considerarse aun más único y especial.
§ La soberbia hincha al ego hasta deformarlo.
§ La soberbia te lleva al lugar más alto del despeñadero.
§ Haz que tu orgullo sea el caballo fuerte y veloz que te lleva a conseguir tus metas y no el jinete que te lleve a ti como el caballo desbocado.
§ Si envuelves con arrogancia tus virtudes estás perderán todo su valor para los demás.
§ El mejor antídoto contra la arrogancia y la soberbia es la gratitud.
§ La soberbia es capaz de cegar al ciego.
§ Los golpes de fortuna al tonto le traen soberbia y al sabio gratitud.
§ Nadie puede enseñar al soberbio a ser humilde más que esa gran maestra que es la adversidad.
§ El límite entre orgullo y arrogancia es difuso, pero conviene distinguirlo y, sobre todo, no traspasarlo.
§ La humildad desprende sabiduría y la soberbia ignorancia.
§ La soberbia muerde con los dientes de la envidia.
§ La soberbia nunca te hace bajar, pero sí siempre caer.
§ La moneda del soberbio es la ingratitud.
§ El soberbio disfruta más con los fracasos ajenos que con los éxitos propios.
§ Si quiere joder a un soberbio corríjele.
§ El soberbio es incapaz de perdonar como de reconocer los éxitos ajenos.
§ La soberbia hace que pongas los pies en falso y la humildad en el suelo.
§ Hay dos acciones imposibles para el soberbio: perdonar y dar gracias.
§ El adulador echa gasolina al fuego de la soberbia.
§ El orgulloso está tan hinchado de sí mismo que revienta a los demás.
§ Antes de criticar al orgulloso acepta tú, en silencio y con dulzura, alguna humillación que te sobrevenga y cuando lo hagas entonces critícalo.
§ No se te ocurra hacer un favor al orgulloso porque no te lo perdonará.
Me encanta todo lo que escribes yo soy casi analfabeta y la persona que se explica como tú me encanta
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu amable y muy generoso comentario. Me hace mucha ilusión que te guste leerme. Un abrazo, Juanma.
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