AFORISMOS CAPITALES: SOBRE LA AVARICIA
SENTENCIAS CORTAS CON PRETENSIÓN DE ALCANCES LARGOS...
LA AVARICIA
Un monje muy mayor retirado en un alejado convento desde hacía muchos años aguarda a un joven novicio. Le han encomendado, por su sabiduría, que le ayude y guíe durante el noviciado y cuando éste se presenta el anciano monje le mira y le dice:
-Hijo, ¿estás preparado contra la avaricia?-le pregunta al joven nada más cruzar la puerta del convento.
-Claro que sí Padre -responde, de inmediato, el novicio.
El viejo monje lo mira con interés y, tras una pausa, vuelve a preguntar:
-Dime, hijo ¿Qué harías si tuvieras tres monedas de oro?
-Se las daría a los pobres, sin dudarlo -afirma el joven con más seguridad que en la respuesta anterior.
-¿Y si tuvieras tres monedas de plata?-continúa el anciano.
-Las daría igualmente. -Repite el joven un tanto sorprendido por aquellas preguntas.
-Muy bien hijo, muy bien, ¿y si tuvieras tres monedas de cobre?
-En ese caso me las quedaría - contestó el joven con la misma seguridad que en las respuestas anteriores.
-¿Y eso? ¿por qué esas monedas de cobre te las quedarías y las de oro y plata no? -pregunta el anciano con sorpresa.
-Porque Padre, resulta que monedas de oro y plata no tengo, pero monedas de cobre, sí.
Anónimo. Sobre la avaricia.
De grandes avariciosos buenas herencias.
La avaricia sigue al ser humano como la muerte a la vida.
La riqueza genera avaricia y la pobreza generosidad, por eso el rico no suele dar y el pobre no suele tener.
Ten avaricia por saber no por tener.
La avaricia queda tan lejos del pobre como del rico el compartir.
Detrás de heroicas gestas de la humanidad está la simple y pura avaricia.
Es la avaricia quien posee al mezquino, mucho más que éste a las cosas.
La gente suele ser muy generosa con los bolsillos de los demás.
Antes de criticar al avaro mete bien la mano en tu bolsillo.
En la base de toda civilización siempre hay un poco de avaricia y en su final un mucho de ella.
El avaricioso se escuda en las desgracias del futuro para no ver la tristeza de su presente.
El avaro termina odiando a los pobres porque le recuerdan lo que es.
La avaricia de tanto cerrar el puño acaba cerrando el corazón.
Mejor abre tu mano y cierra los ojos.
Lo malo del avaricioso no es el tener si no el no dar.
La mejor lección de la pobreza es el asumir que no se tiene.
En la lujuria se tiene un punto de saciedad, con la gula también; incluso con la pereza, porque de todo se cansa uno, pero la avaricia nunca descansa, siempre quiere más.
El pobre aborrece al avaricioso hasta que tiene y deja de serlo.
La avaricia se ve muy bien en los demás, nunca en uno mismo.
De todo se cansa uno menos del dinero.
Al avaricioso le pesan tanto los bolsillos que no le dejan volar.
El avaricioso impenitente acumula de todo, hasta plegarias para irritar a Dios.
Todo sacia en esta vida menos una cosa: el dinero.
Ama todo lo que puedas menos al dinero, porque quien lo ama nunca estará contento ni satisfecho.
El generoso besa el cielo cuando da; el avaricioso muerde el polvo.
La avaricia es la caricia del dinero.
El avaricioso confunde el ser por el tener.
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