UN CUARTO PROPIO DE VIRGINIA WOOLF

 

VIRGINIA WOOLF

UN CUARTO PROPIO

Este era un libro al  que le tenía ganas de hundirme entre sus páginas. Reconozco que ha sido el primero que leo de Virginia Woolf (nunca es tarde si el propósito es bueno) y ya, con el deseo un tanto calmado, seguiré ampliando mi círculo de lectura en torno a esta escritora simultaneándola, si se me ofrece la ocasión, con otra escritora,  Margaret Atwood, manías que le entra a uno con la edad.

Este libro, en realidad, no es una novela. Es un ensayo. Tuvo su origen en las conferencias que preparó en 1929 y sorprende que  aunque tenga 92 años de antigüedad sigue siendo muy vigente. Para mí es muy revelador una frase que aparece en su ensayo:

Démosle una habitación propia y quinientas libras al año, dejémosle decir lo que quiera y omitir la mitad de lo que ahora pone en su libro y el día menos pensado escribirá un libro mejor.”

La idea fundamental que nos transmite Virginia Woolf en “Un cuarto propio” o “Una habitación propia” (según las traducciones) es  una, muy clara y potente, que  siempre me he repetido y dicho  a mis amistades cuando ha surgido la ocasión: Si una mujer tuviera dinero, es decir, independencia económica (La habitación propia y las 500 libras al año -una cantidad que hoy día sería la equivalente a unos 40.000 euros al año-  que señala Virginia Woolf en su ensayo) se acabaría, al menos  en gran parte, con la violencia de género. Al primer gesto de violencia machista no habría lugar para el segundo. La mujer sería tan independiente que ni siquiera miraría al sexo opuesto con mayor atención que la que ella misma quisiera darle. Es posible que mujeres expertas en violencia de género  apunten más aspectos, pero en esencia este argumento planteado en la novela sería el más importante de todos: Una habitación propia. Independencia para que la mujer pueda vivir sin depender del favor, la gracia o la buena voluntad de nadie  y esto, y aquí va la cuestión fundamental y más difícil  se consigue con educación y empleo. Todo lo demás es dar vueltas en círculo. Con respecto a la educación, Woolf indica que prácticamente les está vetada a las mujeres y eso cercena sus posibilidades vitales y lo ilustra con un ejemplo ficticio, pero a la vez muy plausible por cotidiano: Si Shakespeare tuviese una hermana con idéntico talento para escribir, sin duda, ella nunca  hubiese podido no ya progresar si no siquiera poder escribir y dar a conocer su potencial.




Este ensayo es un monólogo interior de la protagonista, en nombre de otra figurada conferenciante, que debe de dar una charla sobre las mujeres y las novelas y ya  con este planteamiento, la escritora empieza a desgranar a lo largo de las páginas su pensamiento. Las mujeres y  las novelas puede querer decir las mujeres y lo que parecen o bien las mujeres y las novelas que se escriben sobre ellas o tal vez las mujeres y las novelas que escriben. Quizás sean las tres cosas. Dice la protagonista. Muy revelador.

En esta novela la autora señala la falta de espacios propios de la mujer. La opresión del sistema que  las encorseta  y las dificultades que tienen para despegar y desplegarse. Situación que desaparecería sí se tuviera una habitación propia (espacio e independencia) para vivir, con la paradoja de que, aunque los hombres en el mundo del arte y la literatura las idealicen luego, en realidad, las mujeres tienen muchas dificultades para poder vivir con libertad.

FICHA BIBLIGRÁFICA

TÍTULO: UN CUARTO PROPIO

AUTORA: VIRGINA WOOLF

TRADUCCIÓN: JORGE LUIS BORGES

EDITORIAL: LUMEN. PRIMERA EDICIÓN FEBRERO, 2020

PÁGINAS: 147

GÉNERO: ENSAYO

PRECIO: 16,90 €

ISBN: 9788426408518

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