ELOGIO DE LA LOCURA
Reseña
bibliográfica
Elogio
de la locura de Erasmo de Rotterdam
El libro, como se sabe, es un clásico, publicado en 1511 y a pesar de los 505 años transcurridos como todo buen clásico
sigue plenamente vigente. Solamente su título ha servido de inspiración a otros
muchos ensayos, artículos y libros. Todo lo que se cuenta en él bien que puede
aplicarse a lo que sucede hoy día puesto
que lo que rodea al ser humano de manera íntima y cercana apenas cambia con el paso del tiempo y
las cuitas que lo afligen así como las dichas que lo solazan pueden encasillarse en las mismas categorías de manera intemporal.
Antes de nada habría que indicar que el título de la obra
induce un poco a error. Más que “Elogio a la locura” podría haberse
titulado “Elogio a la estupidez” o “Elogio a la estulticia”. Este libro
constituye un fina ironía que
critica hasta el extremo aunque en
apariencia sea una alabanza a la vida despreocupada de la gente ya sea llana,
de alcurnia o real; noble o vasallo, lacio o clérigo. El libro es
un divertimento del autor narrado en primera persona por la locura (en
realidad, como ya se ha dicho antes, por la estupidez o la sandez). El estilo
formal del libro es una declamación. En ella, la sandez toma
la palabra y se dirige a un público que
escucha su disertación. Así de este modo el autor podría defenderse de las
críticas de la todopoderosa Santa Madre Iglesia. Aunque de nada le valió al
pobre puesto que todas sus obras fueron incluidas en el índice de libros
prohibidos por la Santa Inquisición. Si el autor hubiese residido en España unos cuantos años
antes mucho me temo hubiera sido
protagonista a su desgracia de alguno de los muchos autos de fe que tan
alegremente se dieron en nuestra tierra.
Ya saben a qué me refiero: a esas demostraciones tan cristianas como caritativas
y de tanto fervor como brasear y hacer ascuas a los desgraciados acusados de
brujos, brujas y enviados del demonio.
Ya sabemos que este país es muy dado a
que prendan y arrasen las ideas por estúpidas que sean. Aquí las sandeces corren
como la pólvora…
Portada del libro |
Elogio a la locura es una sátira feroz a la vida despreocupada y poco reflexiva y en
especial a la Iglesia a los clérigos y
frailes sobre su modo de proceder y
vivir el cristianismo tan alejado de lo que predicaron los Apóstoles y
Jesús. Entonces estaba muy candente el
tema de la venta de “bulas” como si fueran títulos de acciones que se podían
comprar y vender para ganar el consejo de administración de la empresa “El
cielo”. También sobre los falsos milagros pero en el fondo tras la pluma del
autor emana un sentido y profundo amor a
Dios. En el libro nos habla la misma Sandez dirigiéndose a su auditorio “los sandios”. Elogia ella misma su labor de
una manera tan fina que yo al principio creía que de verdad estaba alabando las
maravillas del vivir como un necio. Haciendo un recorrido por la literatura
clásica griega (que tan bien conocía Erasmo)
la Sandez explica que gracias a ella la gente, especialmente los
sandios, viven felices y contentos mientras que los sabios viven siempre
preocupados y a dónde quiera que vayan amargan con sus conocimientos. Qué es
mejor vivir sin saber porque así no se sufre a diferencia de los sabios.
También crítica a los que se desviven por aparentar conocimiento. Dice la
sandez que solo los mentecatos se atreven a realizar grandes empresas porque en
su ignorancia desconocen todos los
peligros a los que se enfrentan y solo así, gracias a ella (la sandez) se
pueden acometer empresas difíciles y arriesgadas e incluso con éxito. Por el
contrario los sabios son gente prudente y tímida que conocedores de todos los
intríngulis de las cosas jamás osan aventurarse. Lamenta también (irónicamente,
claro está) la pobre vida de los príncipes y reyes que se deciden a asumir las
enormes cargas que supone el gobierno y todo lo que ello conlleva y que solo
gracias a la sandez pueden hacerlo porque si pensaran racionalmente no lo
harían:
“El que tome el timón del Estado debe atender los asuntos
públicos y no los privados y que no piense en nada más que en el provecho del
pueblo: que no se aparte ni un dedo de las leyes, de las que él es autor y
ejecutor; que se responsabilice de la honradez de todos sus funcionarios y
magistrados; que sea el único expuesto a las miradas de todo el mundo; que con
la pureza de sus costumbres pueda como astro benéfico proporcionar a los
humanos la mayor prosperidad o cual cometa maléfico causar la mayor
destrucción”.
Efectivamente, hoy día, vemos que nuestros políticos (de
cualquier condición y partido) sacrifican sus vidas en aras del bien común. Son
puro ejemplo de honradez, como así lo anuncian alto y claro las tramas de
Gürtel, ERES, declaraciones de los Pujol, etc., por citar sólo algunas de las
más recientes y como muy bien dice la
Sandez hay que ser muy estúpido para ser político. Dejan su hacienda y su vida
por nosotros. Aunque pueda parecernos extraño
la corrupción en el Estado no está solo arraigada y extendida, está
garantizada.
También dice la Sandez para elogiar su labor que sólo los
necios son los que pueden aconsejar a los reyes y gobernantes porque de lo que diga un tonto nadie se
enfada. Es pues que gracias a ella, se pueden decir las verdades sin miedo a
ofender. Gracias a la Sandez la gente puede vivir feliz soportando a sus
congéneres ya sean sus propios maridos, esposas, amigos o jefes. Cosa que de
otra manera sería mucho más duro y difícil. Aporta como prueba que por esos
mismos motivos los niños y los ancianos son los más felices. No se preocupan
más que de reír. Desconocen las preocupaciones y los unos porque no han llegado
al conocimiento y los otros porque lo han casi olvidado se asemejan mucho.
“… Yo, en cambio (la sandez), devuelvo a los mortales la
época mejor y más dichosa de su existencia (la infancia), y aun os aseguro que
si los hombres se abstuvieran completamente de tratar con la sabiduría y
abandonasen la dirección de sus vidas a mis máximas, no envejecerían nunca y
gozarían de una dichosa juventud perpetua. Entonces no se verían esos rostros
pálidos y descarnados a los que el estudio de la filosofía y los dificultosos
asuntos les hacen envejecer siendo todavía muchachos; porque la continua
cavilación agota su espíritu y seca en ellos la savia de la vida.
Al contrario de los que les ocurre a mis amados sandios, que
están gruesos y lúcidos como puercos acarnianos, sin que experimenten nunca los
achaques de la vejez, a menos que, como sucede con frecuencia se infecten de
sabiduría…”
Esto da para mucho pensar. Se ha escrito por ahí que cuanto
más ignorancia más felicidad o que cuánto más sabe uno más preocupaciones
tiene. A veces, cuando uno ve a la gente tan feliz abandonada y acodada en las
barras de los bares o en otros lugares como único lugar de solaz y disfrute piensa si
verdaderamente el equivocado no es uno mismo. Y que ellos iluminados por la
Sandez están más cerca del camino correcto.
En la segunda parte del libro la Sandez se centra en la Iglesia,
teólogos, clérigos y frailes criticando con el mismo estilo socarrón su labor,
muy alejada de lo que se supone que debería ser, con interpretaciones de los
textos sagrados cuánto menos muy peculiares. Transcribo aquí un fragmento
página 112
“Pero ¿por qué he de apoyarme escuetamente en el ejemplo de
un teólogo para acreditar mi tesis? ¿No sabemos que todos pueden estirar como
una piel el texto de las Sagradas Escrituras? “…”¿Y a qué no se atreverán
después de que dieron un significado a las palabras de San Lucas que se
acomodan al pensamiento de Cristo como el fuego al agua? La experiencia enseña
que, cuando un grave peligro amenaza, los verdaderos vasallos suelen más
estrechamente unirse a su señor, porque saben que la unión da la fuerza para
luchar, y por eso Cristo que los suyos se acostumbraran a buscar en los demás
auxilio, valiéndose por sí mismos, y para ello les preguntó:
<<¿De alguna cosa habéis carecido desde que os he
enviado a anunciar el Evangelio?>>. Fueron , pues sin ayuda ninguna, sin
calzado que defendiera sus pies de las espinas y de las piedras del camino y
sin provisiones que matasen su hambre; y como ellos le respondieran que a pesar
de todo esto nada les había faltado, les dijo: <>. Como toda la doctrina de Cristo no tiende a inculcar otra cosa que la
dulzura, la indulgencia y el desprecio de todas las cosas de la vida, ¿a quién
puede ocultarse el sentido de este pasaje? El Maestro envía a sus discípulos, a
sus embajadores, exentos no sólo de zapatos y de alforjas, sino que también les
manda que se despojen de su túnica, a fin de que, desnudos y completamente
libres de todo egoísmo, emprendan la predicación del Evangelio, sin llevar sino
su espada, espada no de ladrones, asesinos ni parricidas, sino la espiritual
que traspasa hasta el fondo de los corazones y que de un solo tajo cercena
todas las pasiones para no dejar crecer en ellos más que la piedad. Pues ved
ahora de qué manera nuestro <> retorció este
texto. La espada supone para él un derecho a defenderse contra las
persecuciones de que eran objeto, y la alforja la interpreta como una buena
cantidad de víveres para remedio del hambre, es decir, como, si Cristo, al
darse cuenta de que había enviado a sus embajadores con un equipo poco a propósito,
cambiase de parecer, se retractara de sus precedentes instrucciones, olvidando
todo cuanto les había dicho: <>; y como si olvidando todo
esto, repito, estuviese ahora lejos de querer que partiesen sin espada. Y así
como, según nuestro sutil comentador, bajo el nombre de espada se compendían
todos los procedimientos para rechazar la violencia, del mismo modo traduce las
alforjas por todo aquello que concierne a las necesidades de la vida humana.
Luego con esta paráfrasis del pensamiento divino quiere el intérprete enviar a
los Apóstoles a predicar la Ley del Crucificado, armados de lanzas, ballestas,
hondas y bombardas; les carga de equipajes, maletas y provisiones para que no
dejen cada posada con el estómago vacío. No piensa el teólogo que Cristo, que
tan acendradamente les recomienda que cada uno venda hasta su camisa para
comprar su espada, anteriormente les había dicho que siempre había de estar
ésta en la vaina, censurando con ello su uso, pues nunca se ha oído decir a
nadie que los Apóstoles usasen espadas y escudos contra las violencias de los
gentiles, como sin duda hubieran hecho si Cristo hubiera tenido la intención
que el comentarista atruibuye… ”
Ficha técnica
Título: Elogio de la Locura
Autor: Erasmo de Rotterdam
Género: Ensayo.
Editorial: Ediciones Brontes S.L., 2011
www.edicionesbrontes.com
Colección Fontana de la Literatura Universal. Forjadores de
la libertad.
Edición de bolsillo. En rústica 11x18 cm.
ISBN:978-84-15171-65-2
Precio: 3,4 €
125 páginas.
Sobre el autor:
Erasmo de Rotterdam
1469 Rotterdam (Holanda)- 1536 Basilea (Suiza)
Escritor, filósofo, religioso, profesor, humanista y teólogo.
Ha sido uno de los pensadores europeos
más importantes.
Un hombre que con su pensamiento profundo ensanchó los límites
del conocimiento de la época como ensanchó la geografía conocida del globo
marineros como Magallanes, Elcano y Nuñez de Balboa. Sus traducciones de la
Biblia, del Antiguo y Nuevo testamento al latín fuero después traducidas a las
diferentes lenguas vernáculas acercando al pueblo llano traducciones y
explicaciones de manera certera y sencilla que antes solo estaban al alcance de
la élite eclesiástica. Precisamente sus traducciones de los textos bíblicos
fueron el germen para Martin Lutero y el protestantismo . De hecho Lutero dijo
no pocas veces que fue Erasmo quien le puso a cavilar en su idea y al que le debía su movimiento de Reforma. Pero Erasmo
nunca se decantó por los protestantes ni
por la postura oficial de la curia católica. Él como un gran libre pensador
siempre fue independiente aunque ello le acarreara muchos problemas. Ejerció influencia en España y obtuvo aquí
grandes apoyos así como grandes repulsas por su actitud crítica hacia la
Iglesia. Fue nombrado asesor del emperador Carlos I de España y V de Alemania.
Erasmo fue siempre una persona de espíritu inquieto y curioso que viajó por
muchos lugares de Europa. Especialmente fructífera fue su etapa en Inglaterra
durante el reinado de Enrique VIII donde entabló profunda amistad con Tomás
Moro. A él fue a quien le dedicó su “Elogio de la locura” y precisamente dicha
obra fue la que inspiró a Moro a escribir su “Utopía”.
El lema de Erasmo fue “ Cuando tengo un poco de dinero me
compro libros. Si sobra algo compro ropa y alimentos”.
Una mente brillante, muy lúcida y sobre todo independiente.
Pero terminemos bien esta entrada con el epílogo del libro
que comentamos:
“Y por todo ello, ¡adiós, buena salud, ilustres partidarios
de la Sandez! ¡Aplaudid, vivid y bebed”
Espero comentarios…
Ah, Erasmo! Peregriné a Lovaina para ver su figura en el maravilloso ayuntamiento de la ciudad. Rezaba: Sancte Sokrates ora pro nobis. Nuestro Salvador de Úbeda es el mejor homenage arquitectónico a su armonismo entre lo mejor de la cultura clásica y la del Cristo. Todavía leemos el griego clásico bajo sus reglas. Su pacifismo, su apuesta por la libertad, la dignidad y la buena educación, merecen urgente restauración.
ResponderEliminarA la iglesia no creo que le gustase que le criticaran con la "Sandez", sería como hechar piedras sobre su propio tejado.
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