LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO

 

LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO

 

Este libro es un ensayo del filósofo sur coreano Byun-Chul Han que en los últimos años ha adquirido protagonismo con ideas muy interesantes acerca de los nuevos males que afectan a nuestra sociedad con un enfoque certero. En este caso habla de los males que a su juicio afectan a nuestra sociedad de los países desarrollados. El autor señala que en todas las sociedades ha habido grandes males y también grandes remedios. En este sentido señala que en la época de las enfermedades bacterianas la solución que supuso el avance a esta cuestión fueron los antibióticos y siguiendo este símil de enfermedad curación habla de la transición de los sistemas en la sociedad desde un prisma “inmunológico” donde se distingue entre el yo y el otro. Lo interno y propio y lo ajeno y extraño a lo que hay que eliminar.




Página 13:

“Toda época tiene sus enfermedades emblemáticas. Así, existe una época bacterial, que sin embargo, toca su fin con el descubrimiento de los antibióticos[… ]El comienzo del siglo XXI, desde un punto de vista patológico no sería bacterial ni viral sino neuronal. Las enfermedades neuronales como la depresión, el transtorno por déficit  de atención con hiperactividad, el transtorno límite de la personalidad o el síndrome de desgaste ocupacional definen el panorama  patológico de comienzos de este siglo”.

 

En las sociedad actual hay una sobreabundancia de estímulos y se promueve una cultura del rendimiento.  Hemos pasado de la sociedad de la disciplina a la del máximo rendimiento e hiperactividad.  Bajo este prisma las nuevas enfermedades son la depresión y  la ansiedad  ante la sensación de fracaso de no poder estar a la altura de lo que demanda una sociedad competitiva. Bajo el paradigma de la libertad la gente decide entrar en el sistema de producción con la sensación  de no tener amo llegando a la situación de que amo y esclavo se confunden en la misma persona.

Página 23:

“… Este último significa el colapso del yo que se funde por un sobrecalentamiento que tiene su origen en la sobreabundancia…”

Página 29:

“El hombre depresivo es aquel animal laborans que se explota a sí mismo, a saber: voluntariamente, sin coacción externa. Él es al mismo tiempo verdugo y víctima”.

Y además del paso de la sociedad del no, la obligación y la disciplina a la sociedad de la sobreabundancia y el rendimiento se produce una pérdida de libertad tanto más acusada en cuanto que creemos ser libres pero sin ver la cadena que nos ata al sistema de producción y es precisamente esa ilusoria sensación de libertad la que más nos esclaviza”

Otro problema que presenta esta nueva sociedad con superhábit de estímulos es que  nos obliga a la “multitarea” el prestar atención a varias cosas a la vez y esto lejos de hacernos más productivos nos hace más ineficaces y lo que es peor nos hace perder una cualidad fundamental para el progreso del ser humano: la reflexión, la contemplación, la posibilidad de meditar y no hacer nada. Esta multitarea nos convierte en animales de la selva, los cuales tiene que hacer muchas cosas a la vez para sobrevivir, por ejemplo, aparearse y estar atento a un depredador, buscar comida y no ser comido.

Página 34:

“Los logros culturales de la humanidad, a los que pertenece la filosofía, se deben a una atención profunda y contemplativa.  La cultura requiere un entorno en el que sea posible una atención profunda. Esta es reemplazada progresivamente por una forma de atención por completo distinta, la hiperatención. Esta atención dispersa se caracteriza por un acelerado cambio de foco entre diferentes tareas, fuentes de información y procesos. Dada, además, su escasa tolerancia al hastío, tampoco admite el aburrimiento profundo que sería de cierta importancia para un proceso creativo”.

Es precisamente esta hiperactividad y pérdida de poder de la contemplación lo que determina la pérdida de influencia de las religiones porque en el mundo actual todo es efímero.

El autor apunta con mucha sagacidad que precisamente el exceso de actividad es, en realidad, algo muy pasivo, ya que no permite ninguna acción libre (sin reflexión).

Página 47:

“ No se percata de que precisamente  la pérdida de la capacidad contemplativa, que, y no en el último término, está vinculada  a la absolutización de la vida activa,  es corresponsable  de la histeria y el nerviosismo de la moderna sociedad activa”.

Página 80:

“El sujeto de la modernidad tardía al que se le exigen  rendimientos no desempeña ningún trabajo obligado. Sus máximas no son la obediencia, la ley ni el cumplimiento del deber, sino la la libertad y la voluntariedad. Lo que más espera del trabajo es una ganancia en términos de placer. Tampoco actúa por mandato ajeno. Más bien se escucha sobre todo a sí mismo. Al fin y al cabo, tiene que ser empresario de sí mismo”.

Página 107:

“En la sociedad del trabajo y del rendimiento actual, que muestra los rasgos de una sociedad coercitiva, todo el mundo porta consigo un almacén y un campo de trabajo. La peculariedad de este campo de trabajo consiste en uno es al mismo tiempo prisionero y vigilante, víctima y criminal, señor y vasallo. Nos explotamos a nosotros mismos. Nos matamos a base de optimizarnos para poder funcionar mejor”.

 

TÍTULO: LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO

AUTOR: BYUNG-CHUL HAN

GÉNERO ENSAYO

TRADUCCIÓN:  ARANTZAZU SARATXAGA ARREGI Y ALBERTO CIRIA

EDITORIAL HERDER

TERCERA EDICIÓN, TERCERA IMPRESIÓN 2022.

PÁGINAS 118.

EDICIÓN DE BOLSILLO.

PRECIO:  9,80 €

ISBN: 978-84-254-4812-6


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