AFORISMOS CAPITALES: LA ENVIDIA
Pecados, esos curiosos delitos sin víctimas....
<<Un rey pidió a dos hombres, uno avaro y otro envidioso, que le pidieran lo que quisieran, porque se lo concedería, y daría al otro el doble. El avaro decide no pedir el primero, porque así recibirá más. El envidioso, después de larga meditación, pide que le arranquen un ojo, porque así al otro le sacarán los dos>> (Policarticus, VII, 24).
Compadece al envidioso; sufre por tu culpa.
La sangre de Caín corre por todas las venas.
La envidia es muy discreta siempre se manifiesta en silencio.
La envidia es la cárcel de tu felicidad.
Malo es envidiar, pero peor aun no tener nada con el que ser envidiado.
El envidioso llora cuando todos ríen y ríe cuando todos lloran.
La envidia apaga tu luz y enciende las sombras.
No podemos evitar la envidia pero sí al envidioso.
La envidia ciega a los espíritus pequeños.
Tu envidia es la medida exacta de tu fracaso.
El envidioso no quiere los bienes de quien envidia, quiere su mal.
El mejor antídoto contra la envidia es trabajar y esforzarse, al menos, estarás ocupado.
De todos los pecados capitales la envidia es el único que nunca se sacia.
De la envidia no se escapa ni Abel.
Un placer añadido del éxito es la envidia que genera.
La envidia no tiene cura solo olvido o desgracia.
Preocupante es que llamemos envidiable a lo bueno.
El envidioso no sabe disfrutar con sus bienes, solo sabe sufrir con el de los demás.
Un buen envidioso te hace subir la autoestima.
El éxito del envidiado es el fracaso del envidioso.
Sentir envidia es una declaración manifiesta de inferioridad.
Se encuentra siempre justificación para envidiar pero nunca razones para dejar de hacerlo.
Con el pecado de la lujuria gozas pero con el de la envidia te jodes.
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