21 lecciones para el siglo XXI. De Yuval Noah Harari

 


21 Lecciones para el siglo XXI

Yuval Noah Harari

Este escritor cuenta sus libros por éxitos mundiales. Aquí, en este blog, ya reseñamos  el verano del año pasado su “Sapiens. De animales a Dioses”. Un  extraordinario libro que explicaba muchas cosas   acerca de porqué el ser humano ha podido prosperar con tanto éxito, aún cuando en principio no era, ni de lejos, la especie animal  que mejores cualidades físicas tenía, pero que  gracias a capacidades como la  cooperar y compartir conocimientos se expandió desplazando a todas las demás colonizado todos los ecosistemas, hasta los más desfavorables. Gracias al desarrollo de su corteza cerebral  que aunque hoy parece una ventaja  clara en la lucha por la supervivencia en la sábana de hace 200000 años era una cuestión mucho más discutible. Es cierto que un humano podría ganar un torneo de debate oral a otros homínidos, pero para trepar árboles y golpear con más fuerza los chimpancés estaban más dotados y un desarrollo cerebral cuesta mucha energía mantenerlo.

 También nos confirió una extraordinaria ventaja como especie la  capacidad de imaginar, la de crear ficciones y relatos. Ponía como ejemplo el símbolo de la marca de automóviles Peugeot. Una empresa que factura miles de millones de euros, crea  miles de puestos de trabajo en muchos países, que es una entidad jurídica, pero que en realidad, es una entelequia, una ficción. Pero gracias a este poder de creer en ficciones que las hacemos  reales, los bancos dan préstamos a esa entidad, la gente confía en esa marca y compra sus vehículos y espera que en un futuro sus talleres puedan reparar sus coches. Esa capacidad de imaginar, de creer en relatos y de cooperar fue la que hizo al humano tan superior a otras especies. Recordemos que no fuimos la única especie humana en la tierra, pero sí la que mejor se adaptó. Otro ejemplo de las ficciones y de cómo las creemos es el dinero. Un billete vale lo que nos decimos que vale y gracias a esa confianza el mercado funciona. El sistema capitalista en buena medida funciona por esa capacidad de creer. De creer en las posibilidades del futuro que financiará las inversiones en el presente. Antes en el Medievo no existía confianza, los préstamos eran a interés altísimos porque en el futuro no se confiaba y no se esperaba que deparara más de lo que ya había en el presente  y la gente entonces para poder emprender necesitaba tener ya el dinero. Un círculo vicioso. Hoy día, exceptuando períodos de crisis, el banquero puede confiar en el proyecto empresarial y anticipar el dinero que aún no tiene, porque confía en el futuro y que esté rendirá ganancias que permitan hacer fuertes los negocios y rentables las inversiones  y gracias a esa gente emprendedora mover un dinero que al final hará funcionar también al banco y con este  movimiento a la gente. Un círculo virtuoso hasta cierto punto.

Pero ahora vamos a hablar de 21 lecciones para el siglo XXI. Dice muchas cosas, y aunque algunas puedan ser más  discutibles que otras es evidente que el panorama que describe está muy bien documentado y mejor enfocado a la realidad del futuro.

Lo primero que nos alerta el autor es que hasta no hace mucho, en el mundo desarrollado la vida humana se podía explicar en base a relatos. El relato liberal (economía de mercado capitalista), que es el que pervive (y parece ganar) aunque sea incapaz de explicar y funcionar en el futuro y el relato comunista (trabaja según tus capacidades y recibe según tus necesidades), y otros relatos que también han existido como el fascista de infaustas consecuencias. Sobre qué modelo triunfa sólo diré una cosa: la gente vota con los pies. Los inmigrantes que huyen de sus países por el hambre y la guerra no arriesgan su vida por entrar en China o Rusia, prefieren EEUU o Europa. Pero con el cambio de paradigmas tan rápidos la gente se descoloca y quizá ya ni el relato liberal que es el que ha ganado la batalla podrá explicar el mundo.

 Si antes, hasta el siglo XIX, el principal problema de la gente podría ser el evitar la explotación laboral y las condiciones precarias de trabajo (que daba pie a diferentes relatos: el marxista y el capitalista) en pocos años la lucha será evitar no ya la explotación si no la simple marginación.  No habrá explotación laboral por la sencilla razón de que habrá poco trabajo para los humanos. La mayoría lo hará la inteligencia artificial. Esto es un cambio de paradigma que aunque no es ya nuevo, la creciente automatización de las industrias trae consigo una menor necesidad de mano de obra, debe de ponernos a pensar en mecanismos e ideas para combatir esta posible nueva situación. Una podría ser gravar con impuestos a los robots con los que poder pagar subsidios y ayudas. Otra posibilidad es aplicar la Renta Básica Universal aunque habría que aclarar que se entiende por universal y por básico. Los ciudadanos de EEUU o de Noruega, por poner un ejemplo, verán con buenos ojos que se graven los impuestos a multinacionales (Google, Amazón, Facebook, etc) para pagar ayudas a  las familias de su país, ¿pero también estarán de acuerdo con pagar a la del resto del mundo incluidas por ejemplo las de Namibia?, por decir algo. ¿Y qué se entiende por básico? La comida o también los estudios y hasta qué nivel, primarios o doctorado en la Universidad.

En definitiva si antes el problema era la explotación mañana puede ser la irrelevancia.

Que a la gente no se la necesite para trabajar.

Otros aspecto que describe con absoluta maestría Yuval Harari es el del big data y los algoritmos. Quien tenga los datos tiene el poder  y hoy día los datos junto con los algoritmos y la inteligencia artificial brinda un poder omnímodo que urge controlar y regular. Todos dejamos rastros, pistas (datos) de nuestras preferencias. Nuestros intereses de lectura, políticos, gustos para cualquier cuestión y los sistemas cibernéticos nos ayudan. Conocen mediante algoritmos lo que nos gusta y los que no y nos ayudan a crearnos un mundo cómodo ofreciéndonos sólo aquello que queremos ver. Y la capacidad de influir aumenta notablemente atacando a  la base del sistema democrático que es el voto porque puede ser muy fácilmente manipulado indirectamente sobre la cabeza de cada votante. Por tanto, la capacidad de análisis, de crítica de reflexión, que es fundamental, hoy día se vuelve cada vez más complicada de practicar y en este contexto las falsas noticias se propagan con más facilidad. Los bulos, las falsas noticias, los fakes han existido siempre, como ya conocía el terrorífico Goebbels ministro de propaganda Nazi: una mentira dicha una vez es una mentira, pero dicha 1000 veces se convierte en una verdad.

Los algoritmos nos conocerán a nosotros mejor que nosotros mismos. Sabrán de nuestro estado de ánimo, sabrán que cosas podrán inducirnos a ciertos estados de ánimo. Todo mediante el registro de infinidad de datos y algoritmos. El viejo adagio de: Conócete a ti mismo lo harán la inteligencia artificial por nosotros gustosamente.

Cuando nos descargamos una app que es gratuita hemos de pensar que el producto somos nosotros.  Hace quinientos años  los indios entregaban oro a cambio de baratijas y hoy día quizá estemos entregando nuestros datos de la misma manera que los indios daban su oro.

En un futuro si consultamos a Google que coche nos conviene más seguramente conocerá la respuesta más acertada a nuestras preferencias, necesidades y gustos, en virtud a todos los datos sobre nuestra vida recopilados, desplazamientos, ubicaciones, recorridos realizados, etc. No tiene por qué ser malo pero desde luego puede inquietar. Y quien dice aconsejar en la compra de un coche dice aconsejar en la elección de una pareja. Ante este panorama podemos relajarnos y disfrutar o si queremos rebelarnos y mantener nuestra autonomía sería bueno ir ligero de equipaje y así poder correr más rápido.

Antes uno se preparaba de joven para conocer una profesión y después dedicarse a ella el resto de su vida, pero esto ya no es así, hay cada vez más cambios de empleo, pero no conviene engañarse: adaptarse a los cambios cuesta y a medida que envejecemos más y los cambios serán tan vertiginosos que para poder conseguir un nuevo trabajo se habrá de aprender nuevas habilidades para un poco tiempo después  vuelta a empezar. Esto generará mucho estrés y mucha gente sufrirá secuelas. Quizá la escuela deba cambiar de paradigma y más que centrarse en transmitir conocimientos (antes tenía sentido, pero hoy día no tanto) será en formar emocionalmente a las personas porque no sabremos qué profesiones y qué habilidades y qué destrezas serán las necesarias ni por cuánto tiempo.

Junto al desarrollo de la inteligencia artificial está también el de la biotecnología que permitirá el diseño de humanos más perfectos. El poder de la Inteligencia artificial más el de la biotecnología podrá hacer por primera vez en la historia de la humanidad que los ricos puedan invertir su dinero en ser inmortales. Es decir,  en la propia vida y no en signos de opulencia y ostentación para destacar que en el fondo no dejan de ser  efímeros. ¿Habrá dos  mundos. Uno de gente rica, mejorada genéticamente y estupenda y otro con  el resto?

Una interesante lectura que da mucho que pensar.

FICHA TÉCNICA

21 LECCIONES PARA EL SIGLO XX1

AUTOR: YUVAL NOAH HARARI

TRADUCCIÓN: JOANDOMÈNEC ROS

EDITORIAL DE BOLSILLO

GÉNERO: ENSAYO

PÁGINAS: 399

PRECIO: EDICIÓN DE BOLSILLO: 6,95 €

PRIMERA EDICIÓN(DE LA DE BOLSILLO) JUNIO 2019

ISBN:978-84-663-5344-1

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