EL LARGO CAMINO DE EVA


Una historia para el concurso de Zenda 
HISTORIAS DE HEROÍNAS 

El largo camino de Eva

Mis huellas no hacen  sino  continuar el camino recién iniciado por la primera Eva de la humanidad y aunque me prometí que  nunca pasaría por lo que ella pasó,   la verdad, esto  es mucho más difícil de lo que  creía y   no pinta  bien. Me sorprendo a mí misma siguiendo yo también   los  pasos que va marcando el nuevo Adán.
Detrás de él.  
Éste va de aquí para allá  buscando presas más grandes dice, como para justificarse. Parece que no lo puedan remediar  y, de cuando en cuando, desaparece por ahí varios días sin importarle que me quede sola con la prole y   las fieras al acecho  para luego regresar agotado, con la cabeza baja, las manos vacías o,  peor aún, con alguna tontería inútil, como  florecillas silvestres para mitigar su mala conciencia y con el rabo entre las piernas. Menos mal que soy yo quien, la más de las veces,  trae el sustento a la cueva. Gracias a que soy observadora y a lo que me enseñó mi madre he aprendido a  buscar las mejores y más suculentas  raíces según la época del año y también aquellas hierbas para hacer cataplasmas y ungüentos curativos. No quiero ni pensar cuando haya una boca más que alimentar.  Más me valdría seguir  mi propio camino, pero mi vientre crece a gran ritmo y  me fatigo mucho más.   Me siento cada vez más torpe y soy yo quien  tengo que ocuparme de las criaturas porque si dependieran de los cuidados de Adán este camino recién iniciado acabaría  pronto. Él intenta esforzarse o eso parece, incluso   me acaricia y me da ánimos y me dice  algo así como que no me preocupe si lo viera mi madre no  lo creería, pero en el fondo de su mirada  trasluce que  sigue sin tener  la más remota idea de lo que significa el que yo haga en mi estado  lo que él hace, ni tampoco la magnitud del dolor que significa parir. Eso es algo que nunca  podrá saber, ni tal vez agradecer,  pero tengo miedo y dejo las cosas pasar. Cuando tenga que cuidar del nuevo bebé seré yo quien tenga que apechugar con la responsabilidad. Eso lo tengo claro.   Nos obligan a ser heroínas casi por el mero hecho de existir. Espero que esta historia que no ha hecho más que empezar pueda cambiarla la mujer y el hombre del mañana . Ojalá que las Evas    del futuro puedan contar otra cosa diferente.

FIN




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