EL ERROR DE DESCARTES. RESEÑA BIBLIOGRÁFICA
EL
ERROR DE DESCARTES.
LA
EMOCIÓN, LA RAZÓN Y EL CEREBRO HUMANO.
Este libro es un
ensayo sobre neurociencia. Su primera edición fue allá por el año 1994, mucho
tiempo antes de que el prefijo neuro se
pusiera de moda y apareciera como prefijo a casi cualquier cosa:
neuroeducación, neuromarketin, neurolingüística, neuro lo que se les ocurra.
Con el título, el
autor Antonio Damasio, quiere explicar que, lejos de la separación cartesiana mente-cuerpo, el ser humano es un todo
formado por el cuerpo y la mente. Al contrario de lo que proponía Descartes:
"Pienso, luego existo", es más bien: "existo,
luego pienso". Es decir, primero el cuerpo y después el cerebro. Y de
ahí el título. Esta separación mente - cuerpo quizás sea la responsable de la
proliferación de muchas técnicas médicas y de relajación orientales, porque tal
vez ahondan en la conexión mente y cuerpo. Una relación que en occidente
durante mucho tiempo no se atendiera con la necesaria importancia, debido a
esta dualidad cartesiana.
Lo primero que hace
Antonio Damasio es presentarnos un par de casos clínicos. Dos sujetos
perfectamente normales, con desempeños notorios en su profesión y en su ámbito
personal y social , pero que tras accidentes muy graves que afectaron a determinadas
zonas de su cerebro (en la corteza prefrontal) y que aunque se recuperaron
milagrosamente y aparentemente con sus capacidades intelectivas intactas ya no
volvieron a ser las personas de antes. Perdieron, de algún modo, su
inteligencia emocional y se convirtieron en personas con una vida penosa debido
a su incapacidad de tomar decisiones acertadas. Es decir, ya no eran ellos
mismos. Aún cuando pudieran elegir la opción correcta tratándose de terceros,
para ellos mismos no podían tomar buenas decisiones. Eran incapaces. Esto es prueba de que lo que sabemos y lo que
somos, está en el mismo lugar, el cerebro. Y que ambas cosas están relacionadas
y conectadas y que incluso lo que somos está antes que lo que sabemos e influye
en nuestra capacidad de elegir. Esta es la hipótesis
del marcador somático.
Se creía que para
el pensamiento racional había de dejar las emociones a un lado. Tener la cabeza
fría, pero son precisamente las emociones las que están en primer lugar y las
que nos ayudan (en una mente sana) a elegir, descartando las opciones menos
favorables. Es lo que se conoce como
intuición. Un jugador profesional de ajedrez, por ejemplo, debería manejar un número enorme de variantes,
pero gracias a su intuición fundamentada en la experiencia, de manera
inconsciente, deja aflorar sólo una parte para que la mente consciente las
procese y elija. Sin intuición sería imposible decidir y la capacidad de
decidir junto con la del razonamiento son características de la inteligencia
superior. Evidentemente para que esta intuición sea fiable y eficaz debe
basarse en un gran banco de datos empírico. Muchos artistas y científicos dicen
con asombro que tuvieron ocurrencias sorprendentes que les permitieron crear o
resolver grandes problemas precisamente cuando no estaban conscientemente
pensando sobre la cuestión. Su cerebro de manera inconsciente estaba trabajando
filtrando y lanzando solo combinaciones útiles que después la parte consciente
procesa. De ahí puede que tenga su origen la expresión: "Consultar con la
almohada".
Desde Descartes,
decíamos, se creía que el cerebro y el cuerpo eran dos entidades
independientes. Hoy sabemos que son una
misma cosa. Al cerebro le están llegando continuamente señales del entorno y
sobre todo del cuerpo que son recogidas
por el hipotálamo y el tallo cerebral y a partir de estas zonas se envían
señales para mantener la homeostasis y
el equilibro interno del cuerpo y esto lo hace de manera autónoma sin ser
nosotros conscientes. Si nuestros niveles de glucosa en sangre bajan por encima
de determinado nivel nuestro hipotálamo envía señales y nos aparece la
sensación de hambre, igual con la sed, el sueño, etc. En definitiva que el
cerebro y el cuerpo están en constante comunicación e interactuando a través de
mensajeros químicos como los neurotransmisores y las hormonas.
Emociones
y sentimientos en la base del razonamiento
Antonio Damasio
distingue entre emoción y sentimiento. Las emociones estarían antes que los
sentimientos. Las emociones son respuestas que da el organismo ante
determinados estímulos para poder reaccionar, por ejemplo si sentimos que
alguien nos persigue nos invade la emoción del miedo y esto produce una
respuesta en forma de aumento de adrenalina, aumento del latido cardiaco,
liberación de glucosa y otras respuestas
que nos permitirán defendernos del peligro. Es después de las emociones cuando
aparece el sentimiento. Como un balance de la situación general del organismo
tras la experimentación de estas emociones. Por tanto las emociones son del
cuerpo y el sentimiento del cerebro. Algo parecido a lo que decía el psicólogo
norteamericano a primeros del siglo XX Williams James: "No lloras porque estas triste, estas triste
porque lloras". Tanto las emociones como los sentimientos son respuestas
adaptivas que favorecen la supervivencia del individuo y están en la base del
análisis racional aunque a simple vista no lo parezca. Si tan peligrosos nos
parecen los individuos que no pueden controlar sus emociones más lo son
aquellos que carecen de emociones.
Las emociones, como
hemos dicho antes, son respuestas adaptativas del organismo ante el entorno. Al
cerebro le llegan señales y responde con la finalidad de mantener la supervivencia.
Las emociones básicas son ira, miedo, alegría, asco, tristeza y a partir de
ellas se preconfigura un sistema de
respuesta que está en la base del comportamiento del individuo que en esencia
responde al estímulo del dolor y del placer. Aquellos estímulos, situaciones
que producen dolor tienden a ser rechazados y los que producen placer a ser
anhelados y buscados. Ahora bien, el cerebro tiene capacidad para representar
el futuro y en función de esto adoptar decisiones que rechacen el placer
inmediato. Lo pueden postergar en aras de un bien mayor. Eso no es otra cosa
que la fuerza de la voluntad: la
capacidad de renunciar a un placer para conseguir otro mayor en el futuro. Esta
fuerza de voluntad puede instaurarse en el comportamiento mediante dos
mecanismos. Uno al estilo Kantiano: no hago esto porque no me conviene. Sin
más. Y otro al estilo de Espinoza, el filósofo pulidor de lentes, puedo
soportar ahora una emoción negativa o un castigo a cambio de una emoción positiva más fuerte
en el futuro.
Con respecto a las
emociones hay que decir que el cerebro no procesa igual las que producen dolor
de las que producen alegría. El dolor y el placer no son imágenes especulares
uno de otro para el cerebro. Hay mas
emociones negativas que positivas. Y
parece que el cerebro procura que nos apartemos de las negativas en el presente
o en el futuro en mayor medida que cuando incita al acercamiento cuando estas
son positivas. El ser humano parece que está más preparado para evitar el palo
que para alcanzar la zanahoria. Esto ya lo anticipó Tolstoi: "Todas las
familias felices se parecen, cada
familia desgraciada es desgraciada a su manera".
Hipótesis
del marcador somático.
Voy a intentar
explicar esta hipótesis: Antonio Damasio propone que antes del razonamiento
racional existe otro razonamiento no consciente que trabaja en conexión con el
consciente. Este pensamiento no racional está configurado con arreglo a todas
nuestras experiencias previas, emociones positivas y negativas, castigos y
recompensas que han actuado como reforzadores o inhibidores de nuestra conducta
y con la influencia de la cultura. Todo este bagaje que opera a nivel
inconsciente y previo al que nosotros hacemos de manera consciente e influye en éste presentándole una serie de posibilidades, resultados e
ideas sobre las que nosotros decidir.
Si esto no fuera
así, el tomar decisiones sería algo mucho más laborioso y complicado puesto que
las opciones, cada una desplegándose en variantes haría muy difícil la elección
correcta.
Cuanto más
experiencia tengamos cuanto más hayamos sido capaz de extraer de las oportunidades
que nos ha ofrecido la vida sus reglas y su funcionamiento mejor operará
nuestra parte inconsciente.
Parece que tenía mucha
razón Aldous Huxley cuando dijo: "La
experiencia no es lo que te sucede, si no lo que haces con lo que te
sucede."
En los pacientes
que han sufrido deterioro de los lóbulos prefrontales su capacidad de tomar
buenas decisiones está disminuida porque su parte no consciente parece que no
funciona bien con lo que su capacidad de decidir está alterada. Por tanto, para
un correcto razonamiento necesitamos de las emociones y de los sentimientos.
Exactamente al contrario de lo que proponía Descartes: que las emociones
interfirieren negativamente en el análisis racional.
Esto tiene muchas
implicaciones pero algunas son muy obvias como en el mundo de la educación
cuando los niños desde su más tierna infancia están viendo infinidad de
imágenes y contenidos audiovisuales cargados de violencia o de sexo, fuera de
contexto o de cualquier marco moral y parece que no se hace mucho al respecto.
A
veces, las emociones interfieren negativamente en el pensamiento racional
Ocurre en ocasiones
que nuestras emociones pueden perjudicarnos en nuestra toma de decisiones. Esto
ocurre, porque al cerebro le cuesta captar la esencia de la estadística. Un
caso es el miedo que sufren muchas personas a tomar el avión. Sienten pánico
porque un accidente de avión es mortal casi al cien por cien. En este caso las
emociones influyen claramente en la conducta, pero hay un error: aunque los
accidentes de aviones son mortales estos ocurren en una proporción cien veces
menor que la de los automóviles. Estadísticamente mueren mucho más personas en
accidentes de automóviles que de aviones, pero aunque las emociones a veces nos
hagan tomar decisiones erróneas lo habitual es que, en promedio, nos hagan
tomar la decisión correcta las más de las veces. Imaginen que queremos comprar
una vivienda. Después de visitar varias inmobiliarias, entrevistarnos con
varios agentes y visitar decenas de pisos, cada uno con su precio, su
ubicación, sus calidades, sus características, y un sin fin de variables más es
seguro nuestra intuición la que propondrá un abanico muy restringido de
opciones para que nuestra parte consciente elija. Diremos que hemos actuado con
la intuición o que hemos tenido una corazonada, que hemos pensado con el
corazón.
FICHA
TÉCNICA:
TÍTULO: EL ERROR DE
DESCARTES
SUBTÍTULO: LA
EMOCIÓN, LA RAZÓN Y EL CEREBRO HUMANO.
AUTOR: ANTONIO
DAMASIO
GÉNERO: ENSAYO CIENTÍFICO
EDITORIAL: CRÍTICA.
COLECCIÓN DRAKONTOS,
AÑO PUBLICACIÓN 2010. TRADUCTOR: JOANDOMÈNEC ROS
PÁGINAS 344
ISBN:
978-84-9892-166-3
SOBRE
EL AUTOR
Antonio Damasio
nacido en Lisboa (Portugal) es profesor adjunto en la Universidad de Iowa y
profesor de Neurociencia, Neurología y
Psicología en la Universidad de California del Sur (EEUU). Dirige el Instituto
Salk del Cerebro y la Creatividad y ha recibido numerosos premios, entre ellos
el Príncipe de Asturias en 2005 en Investigación Científica y Técnica. Ha
publicado otros libros traducidos a treinta lenguas como "La sensación de
lo que ocurre (2001), En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los
sentimientos (Crítica 2005) y El cerebro creó al hombre (2010).
En este enlace se puede leer un artículo
científico de la Universidad de Huelva en el que se hace un estudio que se
ajusta a la hipótesis del marcador somático:
Un vídeo de corta duración dónde se explica en qué consiste la hipótesis del marcador somático:
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