LA LEY DE PARKINSON
LA LEY DE PARKINSON
"El trabajo tiende a expandirse hasta ocupar todo el
tiempo que se le adjudica a la realización de dicha tarea".
Si para realizar un cometido le adjudicamos,
pongamos por caso, una semana será al final de esa semana cuando nos apliquemos
más para concluirla.
Todo esto lo saben muy
bien los estudiantes. Por más plazo que le den sus profesores para realizar sus
trabajos será al acercarse el cumplimiento de dichos plazos de entrega cuando se den el atracón para acabarlo apresuradamente.
Hay estudios realizados entre estudiantes universitarios que demuestran que
cuanto más es la flexibilidad concedida al alumno para entregar sus tareas peor es
la calidad de estas porque las finalizan precipitadamente en los últimos días, y por el contrario, cuanto más rígido y acotado es el calendario de entrega, mejores resultados
obtienen. Es triste, pero los estudiantes y mucha gente en general tienden a
sucumbir ante la desidia y rinden más y mejor cuando los plazos son exigentes y
tienen menos libertad.
Hay varios factores que hacen que no
aprovechemos el tiempo y que mayor sea la cantidad de tiempo desperdiciado cuanto
mayor sea el plazo de entrega asignado para la realización de la tarea. Uno es que
tendemos a pensar que cuanto más tiempo le asignemos a una actividad mejor
resultado obtendremos. Y esto no es siempre cierto. A partir de un cierto punto, más tiempo no redunda en mayor calidad. Y puede ocurrir que ese tiempo lo empleemos
para complicar innecesariamente la tarea precisamente por tener tiempo de más y
que nos despistemos y no nos centremos en lo esencial. Otro factor es que
tendemos a postergar las cosas (procrastinación) y al final, siempre nos pilla
el toro.
Cómo actuar contra
la ley de Parkinson
Evitar la ley de
Parkinson equivale a ser más eficientes (luchar contra la pereza en última instancia y aprender a organizarse) y para eso un sencilla medida es
limitar el tiempo asignado a las actividades. En la oficina o en nuestro
estudio. También limitar, reduciendo el tiempo de las tareas más improductivas o relajadas
como consultar correo electrónico, redes sociales, etc. y asignarles una franja horaria fija.
Hay un proverbio
inglés que dice: "El hombre más ocupado es el que tiene tiempo de
sobra". Quiere decir que este hombre no deja para después lo que puede
hacer antes y precisamente por eso mismo dispone de más tiempo libre. Mientras
que todos los que van postergando tareas al final hacen estas precipitadamente
y además tienen un mayor nivel de estrés y peor rendimiento porque aunque no
dedican el tiempo a hacer lo que tienen que hacer si están con la mente puesta
parcialmente en esa actividad. Agobiados, pero no productivos.
Un buen truco sería
el no llevarnos trabajo a casa, para obligarnos a hacer éste en la oficina.
Aunque no siempre se puede aplicar, ya
quisiéramos...
La ley de Parkinson
fue enunciada por el británico C. Northcote Parkinson en 1957 en un ensayo de
cuatro folios que si queréis consultar aquí os dejo el enlace:
En dicho ensayo
habla de cómo la Administración tiende a aumentar el número de funcionarios
aunque el volumen de trabajo no se incremente y que dicho aumento genera una espiral mayor de trabajo a cada uno de esos funcionarios que tienen que mirar cada uno lo que hace del departamento de al lado y viceversa. Es decir la
burocracia genera burocracia.
Un vídeo en que el
Eduard Punsett entrevista al catedrático de Psicología y conductas económicas Dan Aiely por el MIT y habla de procrastinación entre sus
estudiantes.
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