El hombre sabio
EL HOMBRE SABIO
En un pequeño pueblo vivía hace muchos años un hombre muy sabio. Todos
los habitantes del lugar lo buscaban, con sus penas y problemas, con sus
angustias y deseos. Él siempre tenía para ellos una palabra de consuelo, porque
era buen observador y sabía escuchar como ninguno. También vivía en el pueblo
cierta niña, conocida por todos como la más traviesa de toda la comarca. Lista
para bromas y trampas, presente en cada riña callejera, era incansable
haciendo diabluras.
Un día decidió enfrentarse al sabio. Se dijo: “Voy a tomar un pajarito del nido
que he descubierto en el bosque y se lo llevaré entre mis manos. A la pregunta –
¿Qué tengo en mis manos? – seguramente contestará – Un pajarito -, pero le
voy a hacer una segunda pregunta: - ¿Está vivo o muerto? Si el sabio contesta –
Está muerto – abriré mis manos para enseñar el pájaro vivo. Si me dice – Está
vivo – aplastaré al pajarito antes de abrir mis manos. De cualquier manera él se
va a equivocar.
Parecía un plan impecable y pronto lo puso en práctica. Un poco más tarde se
presentó ante el sabio con un pajarito asustado entre las manos y dijo sin rodeos
ni explicaciones:
- Dime, sabio, ¿Qué tengo en mis manos?
- Bueno, niña, un pajarito asustado – era la respuesta esperada.
- Muy bien, hombre sabio, pero dime, por favor: ¿Está vivo o está muerto?
La niña no pudo evitar el brillo de triunfo en sus ojos, ni la tensión en sus
manos. El hombre se quedó viendo a la niña con una mirada triste y dijo
suavemente:
- La respuesta está en tus manos.
Comentarios
Publicar un comentario
Tu comentario es muy útil porque tus reflexiones enriquecerán las mías y eso constituye la esencia de este blog y la de la comunicación en general. Muchas gracias.