El viejo Samurai
El viejo Samurai
Había una vez un viejo samurai, que a pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.
Cierto día apareció por allí un guerrero con fama de ser muy bueno. Era conocido por su total falta de escrúpulos y por ser un especialista en la técnica de la provocación. Este guerrero esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento y después con su inteligencia privilegiada para captar los errores del contrario atacaba con una velocidad fulminante. Nunca había perdido un combate.
Sabiendo la fama que el viejo samurai tenía, estaba dispuesto a derrotarlo y así aumentar su fama de invencible.
El viejo aceptó el reto y se vieron en la plaza pública con todos los alumnos y gentes del lugar. El joven empezó a insultar al viejo maestro. Le escupió, tiró piedras en su dirección, le ofendió con todo tipo de desprecios a él, sus familiares y antepasados. Durante varias horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo maestro permaneció impasible. Al final de la tarde, exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró.
Los discípulos corrieron hacia su maestro y le preguntaron cómo había soportado tanta indignidad de manera cobarde sin sacar su espada, asumiendo el riesgo de ser vencido.
-El viejo, lleno de calma, les preguntó: ¿si alguien te hace un regalo y tú no lo aceptas,
quién se queda con ese regalo? Los discípulos corrieron hacia su maestro y le preguntaron cómo había soportado tanta indignidad de manera cobarde sin sacar su espada, asumiendo el riesgo de ser vencido.
-El viejo, lleno de calma, les preguntó: ¿si alguien te hace un regalo y tú no lo aceptas,
-Todos los discípulos, al unísono, respondieron: quién intenta entregarlo
-Pues lo mismo vale para la rabia, la ira, los insultos y la envidia -dijo el maestro-, cuando no son aceptados continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo
El viejo samurai es un hombre sabio pues reconoce cuándo presentar batalla y cuándo no hacerlo. Y también sabe que el honor en la lucha no se rige por los insultos que el contrario dirige a su oponente sino por el respeto mutuo que produce a la hora de un limpio enfrentamiento entre ambos contendientes.
ResponderEliminarY eso, es mucha sabiduría. Desde luego.
ResponderEliminar¡Ah! si todos supiéramos reaccionar ante la estulticia, la mentira,la maldad y otras flore con la sabiduría del viejo samurai. Otro gallo nos cantaría.
ResponderEliminarMuy interesante el cuentecillo.
Reflexión y acción.
ResponderEliminarAquí a mas de uno habría que decirle "aplícate el cuento". Breve pero conciso, el mensaje está clarísimo.
ResponderEliminarYa sólo hace falta aplicarlo pero es tan difícil a veces...
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