EL EFECTO HALO
Efecto
Halo
Primera parte
Este fenómeno, muy conocido en
Psicología, pasa bastante desapercibido en nuestra vida cotidiana pero ejerce
en nosotros y en nuestro modo de actuar una influencia nada desdeñable.
El efecto halo es en definitiva un fenómeno de coherencia emocional exagerada. Si nos
gusta algo de una persona es muy posible que le atribuyamos características
positivas para otras facetas ¡¡aunque no sepamos si las tiene o no!! Simplemente se las
damos por supuestas. Un sesgo cognitivo.
Si vemos la fotografía de un varón
guapo y sonriente, con mandíbula prominente posiblemente le atribuyamos
otras cualidades positivas como el que
sea una persona competente. Nuestro sistema de pensar, con arreglo a la poca
información disponible tiende a completar el cuadro. Y esto puede crear un círculo vicioso. Si una
persona nos gusta al principio por tener determinados rasgos o comportamientos
pensaremos que tendrá otros buenos y esto reforzará nuestra inicial creencia.
Evidentemente por muy grande que sea el efecto halo el estar con una persona
mucho tiempo hace que se le caiga a uno “la
venda de los ojos” pero para la publicidad, las campañas políticas y otras
cosas este efecto puede ser muy poderoso.
Hay un estudio clásico en Psicología
realizado por Solomon Asch que presentó a dos personas y pidió comentarios
sobre su personalidad. ¿Qué piensa usted de Juan y Luis?
Juan: inteligente-diligente-impulsivo-crítico-testarudo-envidioso.
Luis:
envidioso-testarudo-crítico-impulsivo-diligente-inteligente.
La mayoría habremos visto a Juan
mejor que a Luis. Si nos fijamos los seis atributos son exactamente los mismos
para uno que para otro. Pero el efecto halo nos hace parecer mejor a Juan que a
Luis.
Para el caso de Juan hemos visto
primero algunos rasgos buenos y esto nos condiciona, en su beneficio, el resto.
Los justificamos en parte. En el caso de
Luis ocurre exactamente igual pero al contrario. Magnificamos sus
faltas.
Que una persona envidiosa sea además
inteligente no hace sino aumentar su potencial dañino. Que una persona inteligente
sea testaruda es comprensible.
El efecto halo nos hace cambiar el
verdadero significado de los rasgos de una persona. Esto puede explicar, en
parte, por qué una persona a la que apenas conocemos de nada puede caernos muy
bien o muy mal. Sin apenas elementos de juicio.
Sobre este experimento hay muchas
variaciones. A otros sujetos se les presentó los tres primeros atributos que
describen a Juan y luego los tres últimos que describen a Luis. Cuando se
hubieron imaginado a las dos personas se
les preguntó si era posible que las seis características pudieran describir a
la misma persona y la mayoría respondió que eso era imposible.
El efecto halo también puede extenderse
en la docencia al corregir exámenes. Cuando el profesor revisa los exámenes, sobre todo
sin son preguntas de carácter abierto, si examina cada examen entero de
principio a fin y después pasa al siguiente, entonces la puntuación de la primera pregunta va a condicionar
significativamente el resto de puntuaciones del examen. Por ejemplo, si en la
primera pregunta el alumno responde bastante bien, el profesor tiende a pensar
(inconscientemente) que en la segunda pregunta y siguientes también lo hará y
si hay algún error tenderá a disculparlo. En el sentido contrario igual. Este
fenómeno halo hace que el examen pierda eficacia para medir los conocimientos.
Tanto como si le hiciéramos a un alumno
sólo una pregunta para calibrar sus conocimientos.
Una manera de evitar este efecto
halo, sería corregir la primera pregunta de todos los exámenes y después pasar
a la segunda y así sucesivamente, anotando en el dorso la puntuación obtenida
para que al corregir la siguiente pregunta no viésemos la puntUación anterior y
no hubiera influencia. Corregir de este modo los exámenes genera muchas más
discrepancias cognitivas en el profesor por que observa mucha más variabilidad
en el mismo alumno. De la otra manera es mucho más cómodo. El alumno bueno
siempre es bueno y viceversa. No hay discrepancia cognitiva y así es todo mucho
más fácil (aunque no sea verdad). Al ser humano no nos gustan demasiado las
discrepancias.
Cuando juzgamos a las personas este
efecto halo de dejan notar porque en general las personas calificamos a las
otras en términos generales como “bien o mal” no nos paramos a desglosar varios
aspectos del sujeto en cuestión. Hacemos un balance global. Y, quizás este fenómeno pueda explicar, en parte, el extraño motivo por el que a primera vista determinadas personas puedan caernos muy bien o muy mal, sin apenas elementos de juicio...
En el mundo de la publicidad este
efecto halo está muy estudiado. Se busca destacar sobremanera alguna cualidad de
un producto para extenderlo a toda la “marca”.
Por ejemplo en el mercado automovilístico es esto especialmente acusado.
Este efecto halo tiene muchas
implicaciones que en siguientes entradas seguiremos viendo pero en general se
ajustan todas al principio general de: ¡no
correlacionar el error!
Espero que les haya sido interesante
esta entrada y que movidos por el efecto halo sigan leyendo este blog.
¡Un saludo y hasta la próxima
entrada!
Genial, el efecto halo me hace desear con impaciencia tu próxima entrega, je , je . Interesante lo de la corrección de los exámenes, también es aconsejable no ver el nombre del alumno hasta el final, es prácticamente inevitable ser más condescendiente un alumno bueno. Aunque a mí a veces me pasa lo contrario, exijo más a aquellos alumnos de sobresaliente y perdono fallos a los que presentan más dificultad. De todos modos sí queremos ser totalmente objetivos lo suyo es no ver el nombre y corregir como tú dices.
ResponderEliminarEso que dices, Mónica, está muy bien. Exigir más a quién más puede y exigir conforme las posibilidades de cada uno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que el efecto Halo es sólo un consecuencia inevitable de la manera de procesar que tiene nuestro cerebro, básicamente por comparación con experiencias anteriores, no podemos evitar el sesgo subjetivo de nuestra mente a la hora de conocer el mundo que nos rodea. Siempre presuponemos cosas que no conocemos y luego intentamos que la realidad se ajuste a esta primera idea que teníamos con anterioridad, realmente ése es el modelo de pensamiento inductivo, por eso cuando corregimos el examen de un buen alumno tendemos a pensar positivamente de él aún antes de haberlo corregido entero. Hay un ejemplo muy claro del efecto halo y es cuando te enamoras de alguien, siempre le atribuyes cualidades ideales. Para cuando descubres sus defectos, quizás ya es demasiado tarde, jajajajaja.... Decía Einstein que la realidad es sólo una ilusión muy persistente....
ResponderEliminarEfectivamente, el cerebro tiene un modo de pensar que podemos dividir en dos sistemas. Sistema 1 (incosciente)y Sistema 2 (consciente, analítico y racional pero también muy perezoso y que se deja influenciar mucho más de lo que podemos creer por el sistema 1. Este sistema 1, muy agudizado por la evolución y la selección natural tiende a completar la realidad de nuestro entorno con muy pocos datos. Esto ha sido eficaz y suele tener gran acierto pero también comete clamorosos fallos. De ahí nuestra tendencia a juzgar demasiado rápido. En el caso del enamoramiento como ejemplo de efecto halo luego podemos añadir (no siempre) que la convivencia y el desgaste que produce puede provocar un efecto halo inverso y como en el ejemplo de Luis sólo se vea lo negativo y que eso condicione todo lo demás, lo que vulgarmente se dice "caerse la venda de los ojos" jaja.
ResponderEliminarCon tanto efecto halo estoy empezando a dudar de algunas de mis apreciaciones, pero no de la que me lleva a seguir este blog. Tenéis razón en lo que habéis comentado. No obstante,en lo que al enamoramiento se refiere (¡cuidado con lo de demasiado tarde) siempre será bueno quedarse en el justo término medio. En cuanto a la corrección de exámenes, ciertamente hay que llevar mucho cuidado con dejarse llevar por efectos halo o por inconscientes simpatías.Lo de corregir pregunta a pregunta es muy práctico, sobre todo si se trata de cuestiones breves.Menos fácil,sí, pero el profesor debe buscar la objetividad,la justicia y no su comodidad. Con los cientos o tal vez miles de exámenes que he corregido en mi vida puedo dar fe.
ResponderEliminarEspero la siguiente entrada.
Bueno, yo muchas veces, al corregir exámenes más que buscar justicia busco el perdón... Y con respecto a lo del enamoramiento y la prontitud y la tardanza, opino igual que el cardiólogo Valentín Fuster "nunca es demasiado pronto ni nunca es demasiado tarde"
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