La voluntad I parte
LA VOLUNTAD (PRIMERA PARTE)
Siempre hemos escuchado expresiones del tipo "no tiene fuerza de voluntad" o "tengo fuerza de voluntad pero después de un tiempo..." o "tiene mucha fuerza de voluntad" y así un largo etcétera. Desgraciadamente el concepto de voluntad está hoy prácticamente desaparecido y conviene retomarlo y pronto.
La idea clásica de voluntad debe de cambiarse. Hasta no hace mucho se consideraba que la voluntad era una facultad innata. Pues bien, no es así. Ni es una sola facultad, ni es algo innato. Veámoslo un poco más detenidamente. Digo que no es solo una facultad porque en realidad la voluntad se asienta en cuatro destrezas. Estos hábitos se pueden aprender y trabajar desde los cuatro años y precisamente esta capacidad hace que no sea algo innato sino que se puede adquirir. Ya no nos vale por tanto aquello de "es que yo no tengo fuerza de voluntad". Nadie nace con ella, es algo que se adquiere y se aprende.
¿Cuáles son estos cuatro pilares de la voluntad?
Primero: Inhibir el impulso. Este hábito hay que trabajarlo desde bien pequeñitos. Hay que aprender a no dejarse llevar por los impulsos o por nuestros deseos o por nuestras emociones. Hay que saber resistir la fuerte embestida que nos produce el estímulo. Hay que aprender a controlarse. No debemos de agredir a aquellas personas que pueden hacernos enfurecer. No debemos de huir siempre que sintamos miedo, ni a renunciar a nuestros proyectos vitales cuando estemos tristes. Aquellas personas fuertemente impulsivas les falta esta capacidad y quizás pueda decirse de ellas que no actúan libremente. Hay que educar por tanto la impulsividad. Una técnica que funciona con los niños es la de enseñarles a darse instrucciones a sí mismos y a obedecerlas.
Segundo: Deliberar. Muy relacionada con la anterior destreza. Deliberar permite detener el impulso. Sopesar la situación y comprobar si el impulso nos lleva por buen camino o no. Esta destreza está muy relacionada con el concepto de libertad. Precisamente y aunque pueda parecer paradójico una persona que se lleve por los impulsos y deseos no es libre. La libertad es la posibilidad de decir no.
Tercera: Decidir. Aunque pueda parecer muy parecido a deliberar, la decisión supone un salto cualitativo. Imagínense que están pensando en comprar una casa o en aceptar un empleo. Primero estamos deliberando y procesamos muchos datos,muchos de ellos de manera inconsciente hasta que de repente, ¡zas! nos decimos a nosotros mismos o a la gente que nos rodera: me he decidido por este piso o aquél trabajo. La decisión es la culminación de un largo proceso tras la deliberación. Este es un paso crucial. Uno de los aspectos más significativos de la inteligencia ejecutiva es recibir todo la batería de indicaciones de la inteligencia generadora, someterla a análisis, aceptarlas o rechazarlas.
Cuarto: Ejecución del proyecto. La idea tradicional de voluntad además de las erróneas facultad e innata es que focalizaba mucho en un momento puntual, en el momento de la decisión, hablando únicamente de un "acto de voluntad". Hoy se sabe que la voluntad es un proceso. Tiene más sentido hablar de "actividad voluntaria". Los comportamientos pueden reforzarse o extinguirse. ¿Cuántas veces hemos oído decir? "empecé muy voluntarioso con la dieta, pero poco a poco me he ido dejando...." La voluntad no es la suma puntual de decisiones en una dirección, es más bien una actividad que obedece a un proyecto que nos hemos marcado y para que esta actividad voluntaria no se extinga y perdure en el tiempo hay otros dos hábitos asociados muy importantes que son la capacidad de retrasar la recompensa y la capacidad de soportar el esfuerzo. Ambos por supuesto, educables y que se pueden desarrollar.
Capacidad de retrasar el esfuerzo
Desde algo más de 50 años se realizó un interesante experimento. Se estudió el comportamiento de muchos niños. A estos niños se les ofrecían golosinas y se les indicaba que si eran capaces de esperar un determinado tiempo sin comérselos al finalizar ese tiempo les darían como premio más golosinas. Aquellos niños que fueron capaces de aguantar y no comerse los caramelos hasta que se lo dijeran fueron mejores estudiantes, tenían más deseos de aprender y puntuaban más en los test de inteligencia y llegaron a ocupar mejores puestos laborales en la vida adulta que aquellos otros más impulsivos que no pudieron aguantarse y se comieron los caramelos antes.
Esto sugiere que la habilidad para aplazar la recompensa contribuye mucho al potencial intelectual y que un pobre control de impulsos en la infancia es también en sentido inverso un predictor fiable de fracaso escolar y de fracaso en la vida.
En suma, la esencia del autocontrol y la autorregulación emocional sea la habilidad para anular un impulso al servicio de una meta. Yo, particularmente intento evitar comer dulces para perder peso y así poder rendir mejor en las carreras de atletismo en las que compito, así que intentaré aplicarme todo esto a mí mismo, porque aquí pincho. No estrepitosamente, pero con margen muy amplio de mejora...
Capacidad de soportar el esfuerzo.
Desgraciadamente en la sociedad actual nos encargamos de acostumbrar a nuestros niños a que todo sea agradable. A que todo resulte fácil y sin esfuerzo. Les damos a entender que las cosas no deberían ser desagradables, insinuando que la faceta costosa y de sufrimiento de muchas actividades son algo injusto y evitables a ser posible. Gran error. Hay que entrenarlos en la cultura del esfuerzo. A que las cosas que realmente valen son aquellas que nos suponen sacrificio y que nada en la vida es gratis.
En definitiva, la voluntad es un conjunto de hábitos fuertes que se aprenden, para inhibir los impulsos, movilizar nuestros recursos cognitivos para deliberar, someterlos a criterios para aceptar o rechazar y finalmente perseverancia para realizar y mantener los proyectos.
La esencia de la voluntad sería el hábito de obedecer una norma propia que funciona como criterio para aceptar o rechazar y todo esto se va aprendiendo desde la infancia.
Próximamente hablaremos de otros aspectos de la voluntad. Espero como siempre sus comentarios y me gustaría que me indicaran qué les parece este artículo. Muchas gracias.
Estupendo artículo sobre la voluntad. Verdaderamente este enfoque nos abre el camino para precisamente cultivarla como base para mejorar como seres humanos, puesto que como indicas es algo que se puede ejercitar.
ResponderEliminarMuy interesante este tema. A mí me atrae hoy porque tengo nietos y a veces creo que podría ayudar un poquito en su educación si sus padres me dejaran.Tengo la experiencia de haber educado a cuatro hijos,quizá no todo lo bien que debiera,pero ahora veo cosas que entonces no pude o no supe ver.
ResponderEliminarEl ejemplo de aguantar sin comer las golosinas me ha traído recuerdos que no viene al cso exponer pero creo que en algo sí tiene razón,me ocurrió algo parecido en mi vida.
Espero el próximo artículo a ver si me aclara algo cómo inculcar la fuerza de voluntad en un niño,de los de hoy de tele,maquinitas y muchos etc.no muy apropiados.
Gracias por este blog.
Hola Maria Antonia. Antes de nada agradecerte mucho que te guste leer este blog. Además para mi resulta muy enriquecedor puesto que como madre de ¡cuatro hijos! y abuela tienes mucha experiencia y sabiduría. Estoy intrigado con ese recuerdo tuyo que te trae a la memoria el experimento de las golosinas. Con respecto a la TV, videoconsolas y demás, considero que en su justa medida pueden aportar cosas positivas. Pero siempre con control de uso y de horarios. Esta mañana he leído que un español pasa de media cuatro horas frente al televisior. Ese dato para mí es tan grave como la situación económica mundial, por que habla deja entrever otro tipo de crisis más grave aún la de espíritu. Con respecto a tu comentario anterior sobre la inteligencia te responderé en dicha entrada. Si leo todas las entradas anteriores.
ResponderEliminarUn saludo. Juanma.
Ya que te ha intrigado te contaré mi experimento de las golosinas. No sé si sabes que en Murcia,durante la Semana Santa se comen muchos caramelos.Cuando mishermanos y yo eramos niños,al principio de ella, mi padre nos regalaba un lote de caramelos a cada uno,o nos iba dando poco a poco; yo, que en aque´entonces era muy devota,decidía hacer el pequeño sacrificio de no comerlos hasta el domingo de Pascua.Lo conseguía con el premio natural deque cuando ya nadie teniía caramelos ,yo me comía uno cada día. Me duraba casi hasta el verano.
ResponderEliminarY, te puedo asegurar que fuerza de voluntad para cosas más serias he tenido toda mi vida; y sigo teniendo Por eos ,esa parte de lo que leíamos me convenció. Un abrazo
Estimado bloguero:
ResponderEliminarHe leído con interés este artículo. Siempre (o desde que yo recuerde) he considerado la palabra "voluntad" como sinónima de "querencia" o "querer hacer". Respecto a los "impulsos", más que reprimirlos o autorreprimirlos, yo abogo por conocerlos y/o tomar conciencia de ellos para así,bien poder emplearlos,bien no emplearlos o bien modularlos según convenga, valorando sus consecuencias, tanto en el acto, como en el corto, medio y largo plazo.
Imagino que esto último que he escrito guarda relación con lo que vd. explica en su "segundo pilar" (la deliberación). Cuando vd. indica que "la persona que se deja llevar por los impulsos no es libre", supongo que se refiere a que ese individuo está a merced de dichos impulsos, siendo por ellos arrastrado en vez de ser el sujeto en cuestión el que pueda decidir por sí mismo qué rumbo tomar.
Respecto al tercer y cuarto punto, poco se me ocurre comentar: los interpreto como una encadenación lógica derivada del segundo apartado.
Por último, el test de los malvaviscos me parece interesante. No lo conocía bien y voy a reflexionar sobre él. Eso sí, como soy un poco "mal pensado", este test me sugiere también que transmite el mensaje, más o menos subliminal, de que las personas deben ser obedientes y sumisas para obtener la recompensa que les facilita un ser superior que tiene la facultad de proveer bienes y que lo hace cuando el "beneficiario" cumple con las normas que este ser ha impuesto. Es decir, "haz lo que te digo y te recompensaré", o también: "los recursos los poseo yo y te los facilito si haces lo que yo te diga... los recursos no los puedes crear tú mismo, sino que te los doy yo bajo mis condiciones".
Bueno, es para mí un placer escribir en este blog sobre el tema y estaré encantado de hacer un debate con ustedes (señor bloguero, contertulios y los demás lectores) e intercambiar o contrastar puntos de vista. Espero con interés sus comentarios.
Reciban un cordial saludo:
José Luis.
Encantado Sr. José Luis por intervenir en este espacio de reflexión. Efectivamente cuando habla de conocer los impulsos y deseos, como algo humano y su naturaleza esto nos ayudará a deliberar mejor y decidir mejor. Por otra parte, con respecto al test de los mavaviscos, (el de las golosinas de Walter Mischel) haces una extrapolación (sugerente) con el mundo de la religión y Dios o de un modo más terrenal con los líderes que han gobernado a la población. Dices en tu comentario que "un ser superior que tiene la facultad de proveer bienes y lo hace.... cuando se cumplen las normas" Bueno esto es interesante. En el concepto de voluntad quizás este "ser superior" seamos nosotros mismos, aunque bien es cierto que cuando el esfuerzo que supone la voluntad "se dedica" a un "ente" superior, sea Dios o lo que sea, entonces la tarea es más fácil de realizar. Por otra parte, el ser humano es tremendamente gregario y un buen líder de la manada es aquel que sabe dirigirla para satisfacer sus necesidades, como el resto de manadas animales.
ResponderEliminarMuchas gracias, José Luis por intervenir.
Un saludo.