SOMOS LO QUE HABLAMOS. RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

Por Juanma Chica enero 22, 2021

SOMOS LO QUE HABLAMOS.

EL PODER TERAPÉUTICO DE HABLAR Y HABLARNOS.

Este libro, del afamado siquiatra Luis Rojas Marcos, afincado en Nueva York desde hace muchas décadas, me lo compré, en diciembre del 2020, en plena transición oculta (por entonces) de la segunda a la tercera ola del maldito COVID. Es un libro que se lee fácil y que apunta varias ideas muy interesantes.

Una de estas es la siguiente: el lenguaje es un instrumento muy poderoso para conducirnos, reflexionar, valorar y analizar las situaciones en la que estamos inmersos. Cuando verbalizamos analizamos cosas que a lo mejor pasarían inadvertidas sin este proceso de expresar lo que sentimos. Esto me recuerda mucho a mi madre, mujer infatigable y muy inteligente, con muy buenas ideas siempre en su cabeza y que siempre está inmersa en proyectos y tareas, en un animado y motivador lenguaje consigo misma, pero que se escucha y con el que se motiva y motiva a quienes están a su alrededor. Resulta divertido pero sobre todo ayuda y motiva a realizar las tareas en las que uno está implicado. Puede parecer una tontería, pero cuidar de nuestro lenguaje es cuidar de nosotros mismos. Así decimos, así pensamos por tanto, existe un camino bidireccional entre lo que expresamos y sentimos, entre lo que pensamos y hablamos. Tenemos que mimarnos a nosotros mimos y una manera es cuidando nuestro lenguaje. Como dice Luis Rojas Marcos: “Todo es según del color de las palabras que usas”.

No por casualidad el lenguaje humano es la característica distintiva que nos distingue del resto de especies y lo que nos ha situado en la cúspide de la evolución. El ser humano no es el ser vivo más completo ni el mejor dotado, pero se adapta a todos los ecosistemas y los domina (y los destruye, pero eso es otra historia) gracias a su capacidad de cooperación y cultura que se transmite gracias sobre todo al desarrollo de su neocortex y al lenguaje.

Parece ser que el hablar y la longevidad está relacionado de tal modo que las personas que hablan más viven más, aunque a esta afirmación del autor añadiría aquí otra también suya: Hay dos tipos de personas. Las que dicen algo para hablar y las que hablan para decir algo. Por favor metámonos en el segundo grupo. Los del primero resultan agotadores y chupan energía.

En definitiva, el ser una persona extrovertida es un factor relacionado con la longevidad. Aunque este sea un rasgo que admite gradación. Los extrovertidos tienen más facilidad para establecer vínculos sociales (uno de los pilares de la felicidad) y esto a su vez le puede proporcionar ayuda y recursos en momentos de dificultad que se traduciría en mayores oportunidades de tener una esperanza de vida mayor.

Que el lenguaje es algo que nos ayuda es algo que se puede comprobar en cualquier evento deportivo por ejemplo, los tenistas. Continuamente están en un monólogo, se hablan, se dan ánimos. Esto ayuda a aumentar la autoestima y vale no solo para el deporte si no para cualquier faceta humana. Un lenguaje bien empleado nos ayudará a ser más resilientes (podremos aguantar más los embates y dificultades de la vida y adaptarnos mejor) y ser más optimistas. En este sentido, el autor señala que debemos erradicar de nuestro lenguaje la expresión: “Sea lo que Dios quiera”. Con esto quiere decir que no debemos confiar nuestra suerte así sin más en algo intangible, si no que debemos esforzarnos por organizarnos y así procurar que, en la medida de lo posible, seamos los conductores de nuestra vida y no los conducidos.

El lenguaje y el hablarnos nos ayuda a memorizar y mejora la identificación visual. Ejemplo práctico: si antes de ir a la compra te recitas la lista, encontraras los productos para tu cesta más rápido.

Otra idea interesante es que en público el mensaje somos nosotros por tanto, una vez más debemos ser cuidadosos con el lenguaje qué decimos y cómo lo decimos.

Una lectura interesante...

Si queréis saber algo más en este vídeo desgrano algo más: