LA EPIDEMIA DE LA TRIPLE S
LA
EPIDEMIA DE LA TRIPLE S
En los países desarrollados la
sociedad se enfrenta al problema de la sobrealimentación y mala alimentación (
con déficits en nutrientes y exceso de calorías). Los casos de obesidad
infantil se disparan con el peligro de hacerse crónica. De un niño obeso es más
fácil en el futuro que haya un adulto obeso y las consecuencias sobre la salud son
de sobra conocidas: el síndrome metabólico (hipertensión, hipercolesterolemia,
diabetes y otras patologías)
La causa de la mayor parte de los casos de obesidad es una mala
alimentación. Hoy día se abusa de los productos procesados. Cuanto menos
frescos y más elaborados menos saludables.
¿Qué es la epidemia de la triple S?
El exceso en la dieta de azúcar, sal, y grasas saturadas. En inglés: sugar, salt y saturated fats, conduce a
la obesidad y a sus problemas asociados.
Los productos procesados contienen una cantidad bárbara de azúcares. En
unas proporciones elevadísimas. Consulte la página sinazucar.org donde se muestra la cantidad de azúcar libre de muchos
productos alimenticios colocando frente a la imagen del producto en cuestión la
cantidad equivalente que contienen en azúcar con terrones. Muy ilustrativo. Sorprende (al menos a mí sí) que cinco
gallegas tengan el equivalente, por ejemplo, a tres terrones de azúcar. Visualizar esto
puede ayudar a regular la ingesta de este tipo de productos hipercalóricos y,
por tanto, combatir la obesidad. Muchas veces la población no es consciente del
elevado contenido en azúcares de muchos productos, o de sal o de grasas
saturadas.
Con la sal pasa
algo parecido. La OMS fija en tres gramos de sal (o sodio) las necesidades
diaria. Cantidad a la que fácilmente se
llega con el contenido natural de los alimentos sin necesidad de añadirles
nosotros más en la cocina. Pero, otra vez el problema en muchos productos
procesados es que sus contenidos en sal
son demasiado altos. Un consumo excesivo de sal se asocia a la hipertensión que
a su vez favorecerá el desarrollo de otras enfermedades.
Con el caso de las
grasas saturadas, ahora los estudios indican que hay otra grasa peor: las hidrogenadas
y el procedente de la Palma, pasa otro tanto. En general cuanto menos grasa saturada mejor.
Todo eso se sabe pero
por eso es crucial en incidir en la importancia de una buena alimentación. En
España se habla mucho de la dieta mediterránea: verduras, frutas, pescado,
legumbres. Esta en nuestra principal
ventaja. Nosotros, gracias a nuestras madres y abuelas hemos crecido
alimentándonos con la base de la dieta mediterránea y ahora con las
modernidades de la vida si nos apartamos de este régimen y caemos en la comida
basura y procesada (Como en EEUU y otros países) se nos enciende una luz roja
en nuestra cabecita diciéndonos que no lo estamos haciendo bien y procuramos
(con más o menos éxito) volver a los principios de una buena alimentación. Esto
no creo que ocurra en EEUU por ejemplo donde los patrones de una buena
alimentación se han difuminado mucho y donde desayunar un donut o dos, el comer un perrito o una hamburguesa con una cocacola, por decir
algo, está interiorizado y se ve como perfectamente normal. (En cambio, curioso,
el beber alcohol en la calle está muy mal visto y de ahí el llevar las botellas
escondidas en bolsas de papel). En esos países tal vez ya no exista un guía de alimentación, como la que hemos
recibido nosotros en nuestra infancia, a la que retornar.
Por eso hay que
procurar mantener la cultura de una buena alimentación. Y donde mejor que en
nuestras casas. Por muchas campañas que se hagan, el mejor lugar es en nuestra
cocina y en nuestro hogar. Ahí es dónde hay que librar la batalla. No perder
la tradición de la dieta mediterránea.
Otra cuestión
también importante para evitar la obesidad y a mi juicio casi más importante
que la alimentación es el ejercicio físico. Quemando calorías con el deporte se
combate la obesidad más eficazmente que haciendo dieta. Lo he comprobado en mis
propias carnes (ahora más magras gracias al ejercicio y sin necesidad de cerrar
el pico).
También es muy aconsejable fomentar la cultura de
mirar el etiquetado de los productos para al menos ser consciente de la
cantidad de triple S que vamos ingerir. Tender a la cocina de nuestras abuelas,
donde las legumbres sean algo frecuente (sin tanto chorizo, ni morcilla) y
fruta, mucha fruta, que todavía en España no tiene precios prohibitivos como en otros
lugares.
Puede darse la paradoja, de que a lo mejor el tomar una buena pieza de fruta como postre sea más caro que un dulce prefabricado. También es más cómodo comer mal. El problema vendrá después. Aunque sea más rápido para las meriendas de nuestros hijos darles bollería industrial o batidos o ambas cosas, hay que saber que esto no es lo más correcto.
Puede darse la paradoja, de que a lo mejor el tomar una buena pieza de fruta como postre sea más caro que un dulce prefabricado. También es más cómodo comer mal. El problema vendrá después. Aunque sea más rápido para las meriendas de nuestros hijos darles bollería industrial o batidos o ambas cosas, hay que saber que esto no es lo más correcto.
España es uno de
los países más longevos del mundo sin duda por la alimentación y el aceite de
oliva. Procuremos mantenerlo. Y si además hacemos deporte mejor que mejor.
Por otro lado
también sería interesante que desde las administraciones sanitarias en
colaboración con la industria alimentaria se trabajase en conseguir productos
menos insanos. Con menos azúcar, menos grasas y menos sal. Y no,
necesariamente, recurriendo a gravar con más impuestos a estas industrias.
Quizás una mayor concienciación de los consumidores y de la industria alimentaria pueda dar
mejores resultados.
Mientras tanto, como
decía el gran bioquímico español Grande Covián: comer de todo en platito de
postre. Y si a eso añadimos el quemar mucha suela de zapato, mejor.
Comentarios
Publicar un comentario
Tu comentario es muy útil porque tus reflexiones enriquecerán las mías y eso constituye la esencia de este blog y la de la comunicación en general. Muchas gracias.