SOLEDAD LUJURIOSA EN DOSCIENTAS PALABRAS
SOLEDAD
LUJURIOSA
Con su
figura menguada y encorvada por los años llegaba hasta la plaza del pueblo para pegar la hebra con quien fuera. Si no
encontraba a nadie se adentraba en el
bosque hasta el río. Aquella cinta plateada serpenteante de aguas siseantes marcaban el límite de sus fuerzas. Se
sentaba sobre alguna piedra y después emprendía el regreso a casa donde no le esperaba nadie. Su esposa falleció y sus
hijos vivían tan lejos que nunca venían a visitarle, pero un
buen día, en uno de sus paseos, al
llegar al río una rana dando grandes brincos se le
acercó saludándole:
—Hola, buen hombre.
El anciano pensó que la soledad le estaba afectando a la
sesera si creía que criaturas del bosque
podían hablarle.
—Soy una hermosa princesa pero un maleficio me transformó en este desagradable cuerpo de rana. Solo si alguien
me besa se romperá el conjuro. En
recompensa le ofreceré en su lecho toda
la pasión que mi fogosa edad pueda brindar.
El anciano alargó el brazo y guardó la rana en
su bolsillo.
La princesa extrañada repitió:
— Seré ardiente contigo.
—A mi edad —replicó el anciano—me hace más bien una
rana con la que hablar que una princesa
a la que amar.
Ja,ja,ja....que bueno el abuelete....si me apuras yo ne quedo también con la rana.
ResponderEliminarUn abrazo amiguete.
¿No habría un punto medio?... jajajajaja
ResponderEliminarJajaja muy ingenioso!
ResponderEliminarJajaja muy ingenioso!
ResponderEliminarCuanta verdad hay
ResponderEliminarCuanta verdad hay
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