El pecado capital de la Lujuria



El pecado capital de la lujuria

El sexo es una actividad lúdica y alegre (creo recordar). En principio, cualquier moral aplicada a la cuestión resultaría inapropiada. De hecho, se asume que muchos problemas de las gentes de generaciones anteriores han tenido su causa en la represión sexual que sometía la sociedad. Los problemas relacionados con el sexo no es por la moralidad sino por cuestiones delictivas y criminales como la trata de blancas, violaciones, pedofilia, etcétera.
Para Casiano, la lujuria es un vicio natural, es decir, una pasión que no puede eliminarse del todo. Algo hacia lo que tiene una cierta inclinación la naturaleza humana. Cosa de todo punto lógica porque para asegurar la supervivencia de un individuo y de los de su sangre es necesario alimentarse y reproducirse.

Panel central del tríptico "El jardín de las delicias" del pintor holandés Hieronymus Bosch (El Bosco). En el museo del Prado (Madrid)
Rastreando etimológicamente el vocablo que designa a este pecado capital, en un principio no se llamó así.  San Isidoro lo llamó fornicación, derivado de fornix, un edificio en forma de arco donde se reunían las prostitutas. Inicialmente se refería a la unión carnal fuera del matrimonio y después por extensión todo pecado sexual. Gregorio cambia el término fornicación por lujuria que significa desajuste, exceso, desmesura, raíz de la que procede la palabra “lujo” y también “luxación”.
Una consecuencia del machismo es que este pecado de lujuria siempre ha sido considerado un problema moral de los varones. La mujer interviene pero como instigadora. En el mundo musulmán esto llega hasta extremos increíbles y a mí modo de entender inaceptables como el famoso burka de la mujer que la oculta por completo para evitar la lascivia o lujuria del hombre.
¿Es solamente represiva la moral cristiana?
Creo que no. En todas las culturas la sexualidad ha estado tabulada. Es lógico. La sexualidad es una fuerza tan poderosa de la naturaleza humana que conviene tabicarla a efectos de una buena armonía en la sociedad, desde la base de la familia. Es muy interesante el fallo garrafal de la antropóloga Margaret Meda al estudiar a los nativos de las islas Samoa y decir que era una cultura sin ningún tabú sexual. Esta idea prendió como la pólvora en EEUU y después se demostró que era radicalmente falso y que por ejemplo la cultura de esas islas valoraba mucho la  virginidad premarital.
Lo que  hace peligroso a la pasión sexual es, como hemos dicho antes, su fuerza y su poder. La sexualidad  puede convertirse en una alfaguara que arrase y  por eso convendría encauzarla. Incluso un hedonista como Epicuro decía sobre el sexo: “Tú, siempre y cuando no quebrantes las leyes, ni trastornes la solidez  de las buenas costumbres, ni  molestes al prójimo, ni destroces tu cuerpo, ni malgastes tus fuerzas, haz uso como gustes de tus preferencias” es decir es difícil no caer en alguna de esas salvedades.
En la Grecia clásica enamorarse era sinónimo de enloquecer. Es muy ilustrativa la historia de Medea, aquella mujer  que  por despecho al no poder soportar la infidelidad de su amado esposo Jasón es arrebatada por una furia vengadora y llega incluso a  matar a sus hijos engendrados con él por despecho.
 El enfermo de amor puede romper todas las normas sociales, como  el matrimonio cometiendo adulterio o incluso romper  los límites de linaje de parentesco con el incesto o otras perversiones como la zoofilia (por cierto, recientemente en Alemania se ha ilegalizado las relaciones sexuales con animales, una práctica que por escandalosa que pueda parecernos se práctica y es posiblemente la manera en que el virus de la inmunodeficiencia humana saltó de los simios a los hombres…) En definitiva, algo muy diferente de lo que proponía nuestro equilibrado Aristóteles que creía que podía haber una pasión amorosa sosegada, serena y tranquila a lo que Séneca (muy atento él a los placeres humanos) no dio crédito por que nadie puede asegurar que el amor no conduce al crimen porque por esencia el amor es desenfrenado y basta que aparezca un obstáculo para que la pasión amorosa torne en furia.
Pero desde la edad media la sexualidad carga con trágico lastre. Se recomendaba a los cónyuges que sólo hicieran sexo con la única finalidad de la procreación y  deberían de abstenerse de ello durante los periodos sagrados por que ya se sabe que los tullidos, los enclenques y los deformes son concebidos el domingo por la noche...
Hoy día en el mundo desarrollado se pasa casi al otro extremo. La publicidad por ejemplo impone la sexualidad hasta el que no la quiere. La pornografía está muy extendida. Como dice Lipovetski se ha llegado a una sociedad del megasexo exacerbado. Donde el acto sexual de un hombre y una mujer queda casi pequeño y timorato y se amplía hasta lo inaudito.  Es en el sexo dónde se ve más claramente la deriva patológica por falta de control. Quizás el extremo de todo esto sea una imagen muy simbólica, reveladora y terriblemente desgarradora (sobre todo para el varón) el glory hole. Un agujero abierto en la pared por el que el hombre introduce su pene para encontrarse con una fricción de cualquier tipo. Una sexualidad descarnada.
Precisamente los filósofos griegos eran reticentes hacia la sexualidad debido a la facilidad con la que, a su juicio, podía embrutecer al ser humano.  Freud y Lévi-Strauss han señalado que la cultura humana comenzó con la aparición de  una norma sexual: la prohibición del incesto.  La evolución socio cultural de la humanidad ha intentado regularizar esta pasión tan fuerte imbricándola con el mundo de los sentimientos (ternura, cuidado) para marcar distancias con una y simple sexualidad animal.
Platón a la pregunta de si es lícita la homosexualidad responde con otra pregunta: "Pregúntate si hace bien o mal al alma del amante".
El sexo, una actividad biológica compartida con los animales, lo humanizamos y enraizamos con los sentimientos para convertirse en un elemento importante de nuestro proceso de humanización que contribuye a enriquecer nuestras relaciones.
Espero sus aportaciones y comentarios a esta entrada. Un saludo y hasta la próxima  en las que les propondré un reto literario relacionado con este seminario de "pecados capitales" y una consideración al respecto.

Comentarios

  1. Me parece un acierto decir que la sexualidad siempre ha sido sometida en todas las culturas a ciertos tabúes y controles, por lo que tiene de locura. Lo que no sé es si es cierto que en la Edad Media el sexo se convirtió en algo negativo. Yo más bien creo que eso sucedió con el puritanismo, siglos más tarde. Las serranillas del Arcipreste de Hita son mujeres alegres y sensuales y, bueno, en los pajares las parejitas retozaban felizmente. Reciba mi abrazo.

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  2. Hola,Jesús, con lo de negativo me refería a la fuerte represión que ejerció la Iglesia y sus doctores al respecto. Está claro que a pesar de la doctrina represiva luego las gentes hicieron de su capa un sayo pero dicha imagen negativa del sexo caló en cierto modo.
    Un abrazo.

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  3. Es cierto que la Edad Media con su idea Teocéntrica rechazó,castigó ,el sexo,como dice Juanma fue cosa de la Iglesia. Pero no es menos cierto que la gente hizo lo que le vino en gana o le pedía el cuerpo. Muy bien traídas las serranas del Arcipreste que desde luego eran unas picaronas pero él no se reprimía. Esto del sexo tiene mucha miga,se ha escrito ,dicho seguirá haciéndolo mucho, mucho. Me viene a la memoria un dicho popular pero no lo transcibo.

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    Respuestas
    1. Por favor, no nos deje con la intriga, transcriba ese dicho popular, aunque sea en tercera persona, o por una imaginada intervención de otra persona, como gustan de hacer nuestros políticos para desvalijar las arcas públicas...

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  4. Ay, la lujuria, la lujuria. La lujuria es la desproporción, la exuberancia de los sentidos, ¿quién no ha tenido alguna vez algún pensamiento lujuriosillo? Es cuando el sexo se desborda por encima de su propia condición. Y bien es verdad que ese desbordamiento a veces trae consecuencias funestas. También es cierto que todas las sociedades y culturas han querido poner coto a este pecado tan común, y es, desde luego, la cultura musulmana la que ha hecho de la represión de la lujuria una forma de vida que, a nuestros ojos de occidentales, nos resulta chocante y claramente obsoleta, aunque paradójicamente eso que se prohíbe tan taxativamente en la Tierra es el premio que los guerreros tendrán en el Paraíso: veinte huríes para lujuriosear hasta el infinito....
    En mi opinión son precisamente las culturas altamente restrictivas con el sexo las que hacen proliferar la lujuria de manera notable, aunque la permisividad del mundo actual y el acceso a Internet han hecho llegar a la lujuria y las perversiones sexuales a unos niveles un poco preocupantes. Ahí tenemos a los norteamericanos donde curiosamente conviven ambos caras de la misma moneda: un puritanismo trasnochado y un mercado pornográfico en alza que mueve millones de dólares. Las contradicciones del ser humano...

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  5. ¿Pensamientos? muchos, jaja. Con respecto a la fuerte represión en el mundo islámico, ayer mismo en las noticias hablaban del exagerado número de tocamientos y violaciones en Egipto. Y que incluso los imanes acusaban a las mujeres de estos hechos por participar en las manifestaciones públicas. Con respecto a internet esto no hace más que poner en evidencia el control o su carencia con respecto a las perversiones. (chantajes a traves de la red, pornografía infantil, etc) aun así, lo más triste y descarnado es ese glory hole. Creo que ese tipo de conductas nos aleja mucho del gran éxito evolutivo que posee el Homo sapiens, el noecortex y nos hace retrocecer millones de años atrás...

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