LA MOTIVACIÓN


Voluntad III parte
¿Voluntad o motivación?

¿Es la misma cosa? Hasta hace algunas décadas, para la Psicología el concepto de voluntad era algo fundamental, tanto que se utilizaba para explicar otros muchos procesos. De repente, pasó casi al ostracismo hasta el punto de que despareció de casi todos los tratados y manuales de Psicología. En su lugar se hablaba de la motivación. Pero aunque ambos conceptos puedan estar relacionados, no son lo mismo. Si la voluntad podemos definirla como la capacidad que nos permite señalar unos objetivos y trazar el camino para conseguirlos y perseverar hasta lograrlos. La motivación sería, parafraseando al psiquitatra D. Enrique Rojas Marcos, aquello que permite que nuestro arco esté en perfectamente tensado para lanzar bien nuestras flechas con destino a la diana. En la motivación hay una anticipación a la felicidad que se supone se conseguirá cuando alcancemos el éxito en nuestras metas. Con la voluntad puede estar presente la motivación pero no es necesario. Una persona voluntariosa puede seguir en su proyecto trazado con independencia de una posible felicidad o no por alcanzar sus metas.  En esta tercera entrega del blog dedicada a la voluntad, vamos a explicar los aspectos fundamentales de la motivación. Antes de empezar, adelantaré que en el inicio de la motivación está la emoción. El sentimiento.

La motivación

La Psicología de la motivación pretende responder a las cuestiones: ¿Por qué actuamos y cómo actuamos? ¿Qué inicia, dirige, mantiene  y detiene nuestra conducta? Ahí es nada lo planteado.


Conceptos básicos de la motivación:

Primero, definiremos algunos conceptos por que el lenguaje aquí es impreciso y la Psicología también.
motivo: inclinación de una persona para actuar (necesidades, deseos, impulsos, tendencias, móviles).
meta (también fin u objetivo): Lo que se pretende conseguir mediante la acción.
Estos dos conceptos son origen de muchas ambigüedades. En el lenguaje mismo no se distingue entre el "por" y el  "para". Decimos "lo hizo por dinero" cuando realmente se debería decir "Lo hizo para ganar dinero". Se confunde los motivos y las metas. El "por" indica motivo, el "para" meta.
aliciente: Es lo que hace atractivo a la meta que, a su vez, funciona como incentivo. Una vez realizado el acto, este incentivo puede actuar como reforzador, facilitando la repetición de la conducta. La diferencia entre incentivo y reforzador es que el incentivo es anterior a la acción y éste posterior.
La meta dirige el comportamiento, pero algo se convierte en meta cuando una intención dirigida por un motivo se fija en ella. El incentivo de una meta puede renovar el impulso y el impulso renovar la meta. Un círculo.
Motivación: explica todo el proceso anterior. Término confuso por que deriva de uno de los componentes del fenómeno general: el motivo. Del resultado de la motivación  resulta una tendencia a obrar, que genera un impulso al principio (el motivo) y un impulso al final (la meta). Con ejemplos todo esto se ve más claro:
Si viajo a las cataratas de Igauzú, para ver a la Naturaleza en estado puro, el motivo de mi viaje es mi deseo de nuevas experiencias, el amor a la naturaleza salvaje. El incentivo será la anticipada belleza de la naturaleza, la novedad de la situación. Si dicha experiencia ha colmado mis expectativas tendré un reforzador que podrá ayudar a repetir la conducta.
De toda la multitud de teorías de la motivación hay un esquema común sencillo y de gran poder explicativo:



 

 
motivos           variables intermedias           incentivos


¿Qué nos anima a realizar una acción y no otra?

Seguimos con el ejemplo anterior. Me embarco para cruzar el océano Atlántico. ¿Por qué? siento el deseo de cambiar. Quiero huir de un fracaso, tengo el deseo de conocer  Nueva York. Esos son los motivos. ¿Por qué atravesar el Atlántico y no viajar a Oviedo? Porque el incentivo es mayor en el primer caso. ¿Por qué atravesar el océano en barco y no en zepelin. Porque no tengo un zepelin disponible. Ahí están los tres factores: motivo, incentivo y variable intermedia.
A principios del siglo pasado el conductivismo simplificó mucho este esquema. Para ellos era excesivo hablar de motivos. Era suficiente hablar de recompensas y castigos. El ambiente esculpe la conducta. Variando los incentivos  se podría hacer que los individuos se comportaran como quisiéramos. Claro, ellos trabajaban con ratas de laboratorio. Se limitaban a estudiar conductas externas. Comprobaron que los animales hambrientos se muestran más activos. Que el animal repetirá conductas que han tenido éxito. El impulso (en este caso el hambre) activa la conducta, la orienta y selecciona la respuesta. Pero medir el comportamiento de las ratas en los laberintos de laboratorio es una cosa y medir el comportamiento humano en libertad otro muy distinto.
En la próxima entrada hablaremos un poco más detalladamente de cada uno de los tres factores de la motivación: motivos, variables intermedia y metas
Espero, como siempre, sus reflexiones, comentarios e ideas al respecto.
Un saludo y hasta la próxima entrada.


 

Comentarios

  1. Me parece muy interesante el tema,pero mis conocimientos en esta materia,muy a pesar mío, son escasos.De momento me conformo con que alguien,incluso puedo ser yo, haga algo y lo haga bien sea por motivación o por voluntad o por lo que sea.
    Seguiré leyendo con gusto pues estoy aprendiendo bastante.

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  2. Perfecto. Con lo que hemos dicho sobre la voluntad en las entradas anteriores con respecto a la voluntad, hay una paradoja. Por un lado se dice que la voluntad es una capacidad. Un proceso deliberativo que persigue unas metas y traza la ruta para conseguirlas. Pero por otro lado, se dice que para apuntalar esta voluntad es bueno hacerla hábito. Que el hábito es la segunda naturaleza del ser humana. Al hacerlo automático, nos evitamos el riesgo de dejar comportarnos voluntariosamente.

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