NEUROMITOS EN EDUCACIÓN
NEUROMITOS EN EDUCACIÓN
El motivo que me llevó a la lectura del libro era
que trataba de un tema candente en la Ciencia como es todo lo relacionado con el estudio del
cerebro: la Neurociencia y sus
aplicaciones al mundo de la educación.
¿Saben cuál es la mejor inversión que puede hacer un país
para su futuro? Invertir en sus niños y jóvenes; en su educación y en su
formación. Todo lo que gaste el Estado
en este capítulo revertirá con creces y en un periodo de tiempo corto, dos
décadas a lo sumo. ¿Qué da más?
Es, además de
ético, más ventajoso e inteligente emplear el dinero en Educación, por ejemplo en becas que incentiven el estudio en
cualquiera de sus niveles y así conseguir más y mejores individuos
competentes, adaptados a la sociedad y productivos (que a la larga van a ser
independientes y ocasionar menos gastos al Estado). De otro modo, como el
dinero del mezquino que hace dos veces el camino, habrá que gastar más en subsidios,
ayudas sociales diversas y, sobre todo, en el ámbito de la salud (ojo a la
salud mental) para atender a una población sin recursos ni herramientas.
Se sabe desde hace tiempo que invertir en Educación es
invertir en futuro. No hay nada más rentable y si actualmente el Estado gasta
en torno (no llega) al 5% del PIB en Educación, sinceramente creo que la sociedad
debería exigir a nuestros políticos elevar ese gasto dos puntos más, como
mínimo, y sin miedo.
En este libro se plantean doce ideas relacionadas con la
Neurociencia asumidas desde hace mucho tiempo y que han tenido gran repercusión
en el mundo educativo y que a la luz de los recientes descubrimientos de la
Neurociencia se han revelado como falsos. Por tanto, en el libro se analizan
estas falsas creencias, estos neuromitos
en Educación y se desmontan con el argumentario que ha proporcionado el avance
de la ciencia en la actualidad.
Cuáles son estos
neuromitos:
1. En Educación sólo son importantes las materias como
matemáticas, lengua y ciencias naturales y sociales.
2. Se aprende mejor
cuando la información que se recibe se ajusta a nuestro estilo de aprendizaje
favorito (visual, auditivo o cenestésico).
3. Para aprender es necesario movernos por nuestra zona de
confort.
4. Hay que guiar la enseñanza de los niños según el
hemisferio cerebral predominante.
5. El aprendizaje de las matemáticas debe ser lento y de
manera progresiva siguiendo unas determinadas pautas de esquemas lógicos y
formales puesto que al nacer nuestro cerebro es una tabla rasa.
6. Cuantas más horas
pasen los alumnos en la escuela, más aprenderán.
7. Para aprender se
necesita seriedad, trabajo duro y mucha disciplina para ser eficientes.
8. Sólo se utiliza el
10% de nuestro cerebro.
9. Dormir no aporta
beneficios desde el punto de vista cognitivo.
10. El efecto Mozart: escuchar la música de Mozart nos hace
más inteligentes y mejora el aprendizaje.
11. Movimientos corporales simples mejora la integración de
las funciones del hemisferio izquierdo y del derecho y con ello el aprendizaje.
12. En la educación lo importante es el razonamiento lógico y
no tanto la imaginación.
Una vez expuestos las falsas creencias o neuromitos he de
decirles que me he alegrado de que uno de ellos sea el llamado efecto Mozart.
Recuerdo que había una colección de casi 30 CDs que estimulaban el desarrollo
cognitivo de los bebés. Uno de estos CDs se llamaba Baby Mozart. Yo, como
muchos otros padres, nos preocupamos por qué nuestros hijos lo vieran y
escucharan, pero en mi caso lo hice poco
y además cuando no eran tan pequeños;
menos mal las evidencias actuales no sustentan la mejora del aprendizaje porque
se escuche a Mozart.
He descubierto que en el 2002 Machuca y Fernández hicieron un
estudio en Jaén con 122 escolares con edades comprendidas entre los 7 y los 8
años en los que se desmontaba un neuromito: la teoría de Orton (que establecía que los niños disléxicos preferían
utilizar la mano izquierda y el ojo izquierdo, y que había una mayor cantidad
de ambidiestros en relación a los niños que no presentaban dificultades en la
lectura. Orton atribuyó esto a que una organización cerebral inadecuada, en la
que no existía clara lateralidad o dominio de un hemisferio sobre otro y que esto era la causa de trastornos asociados al lenguaje y la
escritura. Ahora se ha visto que esto es falso, que las supuestas conexiones
entre la lateralidad hemisférica y el rendimiento en lectoescritura, en otras
palabras, que los alumnos zurdos, los que tienen lateralidad cruzada o aquellos que no han definido su lateralidad
tendrían dificultades con la lectura y la escritura no tiene evidencia científica. En el estudio antes señalado no se encontró
ninguna correlación entre el rendimiento de los alumnos en la lectoescritura y
la lateralización hemisférica, por lo que su aprendizaje es independiente de la
lateralidad que puede presentar el niño. Por lo que es muy importante dejar al
niño que elijan la mano o extremidad que quieran utilizar, no solo en la
lectoescritura sino en cualquier otra actividad. El único pero que le pongo a
esto (y hablo como zurdo) es que un zurdo en un mundo de diestros tiene
dificultades, por ejemplo al escribir lo hacemos al contrario y esto nos
dificulta una buena caligrafía...
Esta es la reseña del estudio comentado y realizado en Jaén:
Machuca, M., y Fernández Cano, A. (2002),
<< The Orton`s hypothesis about
hemispheric lateralization and reading-writing perfomance revisited: an ex post
facto study in spanish context>>, Relieve, 8 (1), pp 11-35
FICHA TÉCNICA
TÍTULO:
NEUROMITOS EN EDUCACIÓN
SUBTÍTULO:
EL APRENDIZAJE DESDE LA NEUROCIENCIA.
AUTORES:
ANNA FORÉS, JOSÉ RAMÓN GAMO, JESÚS C. GUILLÉN, TERESA HERNÁNDEZ, MARTA LIGIOIZ,
FÉLIX PARDO Y CARME TRINIDAD
GÉNERO:
DIVULGACIÓN CIENTÍFICA. NEUROCIENCIA. EDUCACIÓN.
PÁGINAS: 224
EDITORIAL:
PLATAFORMA ACTUAL PRIMERA EDICIÓN SEPTIEMBRE 2015
ISBN:
9788416429608
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