QUIÉN CUIDA A LOS NIÑOS

Sonó el teléfono y Helen saltó como loca sobre él. Marcus acariciaba en el jardín a Yago, un gran danés, muy viejo. La contemplaba a través de la cristalera con desgano. Por la manera en que asentía al teléfono intuía ( a su pesar) que había conseguido su propósito. << No tuvieron hijos cuando pudieron por decisión firme de ella y ahora, en la cincuentena, le entraba un arrebato febril por criar hijos>>, pensó irritado mientras vaciaba un cartón de leche en el plato de Yago. La casa ardió y ni el señor ni la señora Peterson pudieron hacer nada por escapar de las llamas. Afortunadamente sus dos hijos se salvaron. Entre los escombros pudieron encontrarse los cuerpos calcinados del padre y la madre. El señor Peterson se habría fracturado el fémur, probablemente al caerle una viga mientras intentaba abrir la puerta atascada del sótano para rescatar a su esposa. La fatalid...