El mérito

El mérito.
El pasado 15 de septiembre, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo,  entregó los premios nacionales de excelencia en el rendimiento académico universitario, a los mejores expedientes académicos del curso 2008/2009. 


 188 alumnos fueron galardonados de un total de 800 solicitudes para optar a dicho premio. Como el mismo ministro recordó en su intervención, durante ese curso académico terminaron sus estudios universitarios cerca de 190000 personas. Eso nos hace ver, realmente el mérito de estos galardonados.
Este noticia me lleva a plantear el origen del significado del término mérito y de la confusión de hoy día que la gente de la calle tiene con la igualdad de oportunidades. Como si fueran términos encontrados.
Inicialmente el significado del término mérito está claro "Acción que hace al hombre digno de premio o castigo".
En la Edad Media fue origen de disputa teológica. Los católicos consideraban que el hombre podía hacer méritos para salvarse y conseguir el cielo eterno, mientras que los protestantes postulaban todo lo contrario. Lutero decía que el hombre no podía hacer nada por salvarse y que su salvación dependía de los méritos de Cristo.
Hasta la revolución francesa, el único mérito reconocido era "el linaje". La posición social venía determinada únicamente por el nacimiento. La movilidad social era mínima. El estatus social estaba determinado por la cuna.
Tras la revolución francesa esto cambió. Todos los ciudadanos siendo iguales ante la ley pueden aspirar y acceder a todos los puestos y dignidades de la Administración no en virtud de su linaje sino por sus talentos y valías. Es decir, por el mérito. Desde entonces, en Francia que es donde empezó este cambio, correspondía a la Escuela fomentar este mérito y evaluarlo. Este sistema ha sido la base del funcionamiento del Estado Francés y de otros muchos.
Pero este sistema, creó criticas. Se decía que se había constituido una nueva casta, la "meritocracia" término acuñado por Michael Young en 1958 en su libro "la ascensión de la meritocracia". Según él, el fomento del mérito,  auspiciado por el sistema capitalista y liberal, creo esta nueva casta que pasó a ser cerrada y por tanto reproducía las mismas injusticias que antaño las del linaje y cuna y que por tanto chocaba con la igualdad de oportunidades que toda sociedad debe brindar a sus miembros.
Esta confusión, tiene su origen, al menos en parte, al no saber distinguir una de las cosas más importantes que los humanos nos hemos reconocido a nosotros mismos. Hay cosas, derechos que merecemos por el mismo hecho de ser humanos. No por nuestras acciones. Los humanos tenemos derechos por el simple hecho de serlo, nada más. Esto es uno de los logros más grandes de la Ética y de la Humanidad. (Y hay que recordarlo para seguir luchando por mantenerlos)  El problema surge cuando estos derechos, este mérito pasivo, crece demasiado y hace menguar el valor de los comportamientos de cada uno de los miembros de la sociedad. Es decir, el mérito pasivo no debería nunca contrarrestar ni anular  al mérito personal conseguido por las acciones de cada uno. Si se intenta luchar por los méritos personales y destacar el valor de las acciones y esfuerzo de cada uno, y no se tienen claro estos conceptos algunos pueden pensar que esto es luchar contra la igualdad de oportunidades, algo así como un aristocratismo insolidario e injusto que pugna por abolir la igualdad.

Deberíamos tener claro todo esto, para luchar por mantener todos los derechos fundamentales de la persona, (defendiéndolo con uñas y dientes, porque eso es algo inestable que necesita de un esfuerzo continuo) y al mismo tiempo propiciar todas las condiciones óptimas para que todos los miembros de la sociedad puedan desarrollar sus méritos y así utilizarlos como única vía de progreso y reconocimiento social. El fomento del mérito es el fomento del avance de la sociedad.
Por cierto, volviendo al principio sobre los premios nacionales de excelencia, escuché declaraciones de algunos de estos alumnos galardonados y dijeron que ellos  no habían apreciado que,  las empresas en las que habían entreagdo su currículum, hubieran valorado y reconocido esos premios nacionales de excelencia.
 Seamos optimistas y fomentemos el mérito y la excelencia de una manera justa y equitativa para todos. Es la única vía para mejorar la sociedad en general y nosotros en particular.
Espero sus comentarios y valoraciones de la entrada. Gracias.

Comentarios

  1. La objeción que te harán es que resulta difícil medir el grado de mérito que cada cual alcanza en el desempeño de su profesión/actividad. Es la trampa que conduce a la meritocracia, a acumular títulos académicos que, realmente, no dicen mucho de la capacidad de trabajo o del desempeño brillante como profesional. Creo que muchas veces un "gracias" o una invitación a una caña se agradece más que un ascenso, porque implica un reconocimiento personal, y no tanto administrativo.
    En fin, hay tela para cortar ...

    ResponderEliminar
  2. A Cumbres de Andalucía. Tienes razón. Hay gente que sin acumular tantos méritos es mucho más eficaz y trabajadora que otra. El problema de la meritocracia es que no se puede medir la capacidad de las personas pesando los kilos de papeles en forma de títulos que presenten.
    Juanma

    ResponderEliminar
  3. Tienes razón, es la única manera de alcanzar una sociedad competitiva. No creo que sea difícil medir el grado de valía de cada uno, claro como estamos acostumbrados en este país al dedo y al amiguismo, y así nos ha ido y nos va. Lo importante es que cada individuo ocupe el puesto para el que está capacitado, por méritos propios y valía personal y profesional, o de lo contrario estamos construyendo una sociedad que da la espalda al progreso y que no mira al futuro. El enchufismo provoca localismos, que los individuos que más valen no estén en los puestos para los que se prepararon a conciencia. Si no se premia el esfuerzo estamos abocados al fracaso.Que ya está bien de chanchullos. Que cada uno se gane el puesto por sus méritos. Es la única forma de crecer.
    El árticulo es interesante y puede provocar debate, es cierto, pero yo solo saco una lectura y más en los tiempos que estamos viviendo actualmente.

    Me puse muy Kantiana. Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Hola, Pilar. Creo que has puesto el dedo en la llaga. El enchufismo es un enemigo mortal del mérito bien entendido. Habría que pensar en sistemas que anularan ese enchufismo. Dices que cada uno se gane el puesto por sus méritos y yo añadiría además y que lo mantenga. El fenómeno de acomodación está muy extendido.
    Saludos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Tu comentario es muy útil porque tus reflexiones enriquecerán las mías y eso constituye la esencia de este blog y la de la comunicación en general. Muchas gracias.

Entradas populares de este blog

LA AMISTAD SEGÚN SÓCRATES

Inicio del curso escolar: un poema de Gabriel Celaya como brújula

ILUSIONES ÓPTICAS Y COGNITIVAS. NUESTRO CEREBRO NOS ENGAÑA