ÍTACA SOÑADA


ÍTACA SOÑADA

De todos mis viajes hay uno cuyo recuerdo   el tiempo nunca podrá desalojar de mi memoria. Aquel que creímos que  la vida nos lo debía  a ti y a mí.
Entre los pliegues de nuestras esperanzas rebuscábamos la manera de cómo unir las piezas de los cinco continentes. En una figura de geometría imperfecta para llegar a ningún lugar.
 Trazábamos una ruta dónde no interesaba el destino solo el contigo.
Un viaje sin mapa ni rumbo.
Primero América, luego África, detrás  Asia y  después el resto, o al revés, o al azar, lo único que contaba era recorrer las costuras de la tierra cogidos de la mano  tú y yo.
Sin importar apenas  qué sitios conocer.
Sólo nuestras sombras abrazadas caminar.
Qué bonito ese pensarnos, tú y yo, para descubrir con la exactitud que ningún mapa puede dar nuestros cuerpos y nuestras almas y las tierras y los mares.
Y las playas donde arribar.
Que cicatriz tan profunda  dejó  aquel viaje a nuestra Ítaca   soñada, mil veces buscada en mi cabeza al compás de tu corazón y al abrigo de nuestra piel. 
Dónde lo importante nunca fue el final. Solo  el  caminar de  nuestros pasos entrelazados. Los tuyos con los míos.
Aquel viaje  que  nunca tuvo  lugar.



Comentarios

Publicar un comentario

Tu comentario es muy útil porque tus reflexiones enriquecerán las mías y eso constituye la esencia de este blog y la de la comunicación en general. Muchas gracias.

Entradas populares de este blog

LA AMISTAD SEGÚN SÓCRATES

Inicio del curso escolar: un poema de Gabriel Celaya como brújula

ILUSIONES ÓPTICAS Y COGNITIVAS. NUESTRO CEREBRO NOS ENGAÑA