El ruiseñor de la vida

El ruiseñor de la vida
El título de esta entrada viene motivado por que hace dos semanas  le conté, como casi todas las noches, un cuento, antes de dormir, a mi hijo, Darío, de 6 añitos. Este cuento llevaba por título "El ruiseñor" y, mientras se lo contaba, mi cabecita no sé si por  yo haber entrado en cuarentena (cronológicamente hablando, o por fiebre) empezó a hacer una asociación de ideas o, quizás, mejor dicho, una disgresión. En este cuento se habla de un reino lejano en China donde toda la gente está prendada con el canto de un ruiseñor. El emperador  manda que se lo traigan y queda entusiasmado con él, hasta que cae en sus manos un pájaro artificial ricamente ornamentado con joyas preciosas  que suple el bello canto del ruiseñor de verdad. El emperador  fascinado con este nuevo ruiseñor y su canto artificial se deshace del auténtico. Poco después este pájaro comienza a estropearse y a fallar  y es entonces cuando el emperador  se acuerda de cuán hermoso era el canto del bello ruiseñor verdadero. El emperador enferma y sólo la visita de ese ruiseñor y su canto auténtico logra sanarlo. Mientras le leía esto a mi hijo, comencé a pensar, haciendo un paralelismo entre este cuento y la vida real, qué cuales serían nuestros "ruiseñores" de verdad en la vida, es decir aquellas cosas, personas o actividades verdaderamente importantes, bellas y que merecen toda nuestra pena y atención y por contra, cuáles eran las trampas que en la vida, a modo de "ruiseñores artificiales" nos seducen con sus ricos aderezos y nos desvían de lo importante dejando que se escape lo esencial embobados en estos señuelos. Necesito su ayuda. Por favor, hagan comentarios en el blog y díganme para ustedes que es lo verdaderamente importante, cuales son los ruiseñores de verdad, los ruiseñores de la vida y cuáles los de mentira. Empecé a pensar en esto, y a sacar una lista de supuestos ruiseñores verdaderos, pero comenzaron a asaltarme las dudas, me percaté de que aparecía un tipo de "ruiseñor artificial" que a diferencia del cuento y para complicar más las cosas, era muy resistente, aguantaba mucho tiempo y eso me inducía a pensar que era un ruiseñor de verdad, pero que en el fondo  no lo era. Simplemente que suplía durante más tiempo al verdadero. Díganme por favor, para ustedes que es lo importante y   qué nos distrae de lo importante. Y para terminar, el cuento de "El ruiseñor"  por si quieren contárselo a sus hijos o meditar sobre él.
El ruiseñor
En un tiempo muy lejano, en china, vivía un emperador, chino claro está, en un palacio tan y tan inmenso que ni  él mismo conocía del todo.
Todos los visitantes del palacio quedaban prendados del canto de un ruiseñor que vivía en uno de sus bosques.
-Quiero ver a ese pájaro, de quien todo el mundo habla, y escuchar sus trinos.
¡Traédmelo inmediatamente! -ordenó el emperador.
Una vez en las  habitaciones del palacio, el ruiseñor cantó tan bien que hizo llorar de emoción al emperador.
Un día el emperador recibió un obsequio:  un pájaro de metal que cantaba cuando le daban cuerda, lleno de rubíes y zafiros. Era mucho más vistoso que el de verdad.
Aquel pájaro metálico, que una y otra vez repetía la misma melodía, entusiasmó al emperador y éste echó de sus bosques al ruiseñor.
Pero he aquí que, al cabo de un tiempo, el pájaro de cuerda comenzó a fallar. "Crac", hacía de vez en cuando estropeando su canto. Y  así estaban las cosas cuando el emperador cayó enfermo. Los médicos de palacio no sabían qué tenía ni cómo curarlo.
Una mañana en que el emperador estaba más muerto que vivo, apareció junto a su ventana el pequeño ruiseñor.
El pajarillo, recordando las lágrimas de emoción del emperador cuando los escuchó cantar por vez primera, entonó la mejor de sus melodías.
El emperador se curó al instante. Y cuando entraron los médicos, les dijo:
-Me encuentro perfectamente, tengo la mejor medicina. ¡Mirad quién ha venido!
Tomado de  la colección de cuentos infantiles  CABALLO ALADO. Clásico. Serie al paso vol. 1
Editorial Combel. 2006
Autores: Rosa M. Curto, Francesc Capdevilla, María Rius, Maribel Piérola
ISBN: 84-9825-118-4
Ruiseñor.Tomadodewolfpix
Conlicenciareconocimientoautorydistribuirigual
httpwww.flickr.comphotoswolfraven2457111269sizeszinphotostream

Comentarios

  1. Lo verdaderamente importante para mi es la familia, son los que nunca te fallan, los que viven contigo. Todo lo demás es fachada o ruiseñores artificiales como los llamas en el artículo. A la hora de la verdad solo ellos están.

    ResponderEliminar
  2. Hola, José Carlos. Muy bien. Vamos escribiendo en la lista. Dentro de los ruiseñores verdaderos colocamos a la familia.
    Gracias por tu colaboración. Si quieres puedes hacer más aportaciones a esa lista de ruiseñores verdaderos, artificiales y artificiales que duran mucho.
    Juanma

    ResponderEliminar
  3. Ya conocía el cuento. A mi nieta Dunia le encanta a la edad de tu hijo
    Te voy a dar los datos de dos que le gustaban desde los seis años. Son muy bonicos y también invitan a pensar
    Uno es ¿POR QUÉ SOY TAN PEQUEÑO? De Ailie Busby. Ed. Mondadori. También hace reflexionar.
    El otro: “LA JIRAFA TIMOTEA” de Begoña Ibarrola. Edit. SM
    La verdad es que da mucho que pensar el cuentecito. En este momento, no sé por qué, (¿será por mi provecta edad?) veo muchos ruiseñores de metal. Me recuerda ese dicho de “las apariencias engañan”.
    Aunque, como decía, Campoamor (si no me equivoco) “En este mundo traidor,/nada es verdad ni mentira,/ tan solo del color/ del cristal con que se mira” estoy de acuerdo con Juanma acerca del simbolismo de los pajarillos y con ::: en cuanto a identificar a la familia con el ruiseñor auténtico. Yo colocaría en primer lugar a los hijos. También un buen amigo. Muchas personas podrían encajar ahí. Todo depende de las experiencias que hayamos tenido en la vida. Ya se dice en LA CELESTINA que “cada cual habla de la feria según le ha ido en ella”. Además hemos de contar con el principio de relatividad. Con todo yo me inclinaría mejor por un sentimiento: AMOR. Ya sé, estaréis pensando que me voy a poner cursi. Me refiero a ese sentimiento que enriquece todo aquello que hacemos en su nombre y del que nunca nos arrepentiremos aunque a veces nos haga llorar. Por amor ayudamos a los padres cuando nos necesitan, por amor engendramos, gestamos, parimos (nosotras) y criamos con todo lo que ello conlleva sin pedir nada a cambio y un largo etcétera.. Por amor a la naturaleza y a nuestros hijos a los que queremos dejar un mundo mejor, colaboramos en su conservación; por amor al trabajo de cada día y a las personas a las que favorece, podremos ser buenos profesores y maestros, médicos, sacerdotes, albañiles.
    En el lado negativo, el pajarillo mecanizado: el dinero. Ya lo dijo Quevedo “poderoso caballero es don dinero”. Creemos que nos puede dar la felicidad y nada más lejos, aunque a veces ayude un poquito, pero ¡cuántas cosas importantes se sacrifican a veces en busca del dinero. En ocasiones, viene disfrazado de otras razones y eso es peor aún. Y ¡cuánto mal acarrea!
    No obstante, yo veo en el cuento un simbolismo distinto: el egoísmo. El de ese rey que en aras de su felicidad no duda en sacrificar al verdadero ruiseñor, sacarlo de su entorno natural….Lo sustituye por otro que funcionará a su capricho con solo darle cuerda o apretar un botón y lo hace trabajar de manera incansable hasta que revienta. ¿No os recuerda la actitud de algunos padres que son capaces de sacrificar la felicidad de sus hijos en aras de la propia? Para que continúen la empresa familiar, para que hagan realidad el sueño que ellos no pudieron cumplir, para que permanezcan a su lado cuidándolos mientras vivan ( es el caso de muchas mujeres solteras) sin pensar en que luego los/las dejarán en la más completa soledad. Si acaso no nacen dóciles, ya los convertirán ellos en ese juguetico mecánico que obedece sin rechistar. Esto da para mucho.
    Somos ,en general muy egoístas: A veces ¡bendito egoísmo! Incluso un sentimiento siempre asociado a la mas absoluta generosidad, paternidad-maternidad es egoísta. Somos padres a fin de cuentas porque lo necesitamos. Por aquello que llamó Unamuno “ Sed de SER, sed de ser Dios”.
    Os djo reflexionando, chicos, y me voy a hacer la cena que para eso, entre otras cosas, soy mujer.

    ResponderEliminar
  4. Nuestra amiga Mª Antonia ha puesto más términos en nuestra lista. En la de ruiseñores verdaderos ha precisado dentro de "Familia" y ha dicho "Hijos". También ha añadido "Amigos" y también "El amor" como sentimiento de entrega que nos hace ayudar a los demás sin esperar nada a camio o que hace que nos entreguemos a nuestro trabajo para ayudar.En la lista de pájaros artificiales coloca al "dinero" sobre todo a partir de cierta cantidad. Porque y con razón considera que para conseguirlo nos dejamos muchas más cosas importantes en el camino.
    La interpretación del cuento que hace con el egoísmo es también muy acertada. Claro que hay egoísmo en el comportamiento del emperador del cuento.
    Sigo con la historia de los ruiseñores de verdad. Esos serían aquellos que nos consiguieran dar plenitud a nuestras vidas ¿No?

    ResponderEliminar
  5. Yo pondría como ruiseñor artificial, a aquellas personas que el destino pone en tu vida en un determinado momento de la misma y que pueden llegar a hacer que te plantees muchas cosas. Suelen ser trampas como tú las llamas y hay que saber distinguirlas de lo verdaderamente importante. Por supuesto, tienen su importancia(dentro de unos límites) y es bueno que estén ahí para que nos ayuden a apreciar lo bueno que tenemos en nuestra vida, en nuestro día a día,incluso pueden llegar a aportarnos sentimientos muy positivos, pero como todo, siempre hay personas que no saben establecer dichos límites, pudiendo incluso llegar a destrozar sus vidas.Anónimo C

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Tu comentario es muy útil porque tus reflexiones enriquecerán las mías y eso constituye la esencia de este blog y la de la comunicación en general. Muchas gracias.

Entradas populares de este blog

LA AMISTAD SEGÚN SÓCRATES

Inicio del curso escolar: un poema de Gabriel Celaya como brújula

ILUSIONES ÓPTICAS Y COGNITIVAS. NUESTRO CEREBRO NOS ENGAÑA